Las carreteras españolas se cobraron 48 vidas durante la Semana Santa, lo que supone 18 menos que el año pasado y menos de la mitad que hace dos, según informó el martes el ministro el Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que consideró históricas las cifras de siniestralidad.

Prácticamente el 80 por ciento de los accidentes mortales se produjeron en vías secundarias, y el número de heridos graves pasó de 365 a 264. Del total de víctimas mortales, seis eran motoristas.

"El 23% de los fallecidos por accidente no llevaba puesto el cinturón de seguridad", dijo en una rueda de prensa Rubalcaba, que consideró este dato el más significativo de las cifras ofrecidas por la Dirección General de Tráfico.

"Por favor, pónganse el cinturón de seguridad, evita muchas muertes", apeló el ministro a los conductores.

Rubalcaba se felicitó por el hecho de que la Semana Santa, un período que se estaba resistiendo a la continua tendencia a la baja en las víctimas mortales en las carreteras, se hubiera comportado como una semana más en términos de accidentes.

"La gente en Semana Santa está siendo más precavida. En 2003, hace nada, hubo en la Semana Santa más de 12 fallecidos por día en las carreteras. Hemos conseguido bajar (esa tasa) a 4,6", subrayó, recordando que en 1990 hubo 192 muertos en las carreteras en este período.

Desde el viernes 3 de abril hasta el lunes 13 se produjeron 14,7 millones de desplazamientos, 300.000 más de los que tenía previsto la DGT, que estimaba que las salidas de iban a reducir un 8% a causa de la crisis económica. Rubalcaba subrayó que en 2007 hubo el mismo número de desplazamientos, pero la cifra de muertos se elevó a 103.

El ministro instó en cualquier caso a seguir trabajando por bajar las cifras de fallecidos no sólo en términos comparativos, sino también en absolutos.

El gran salto a la baja en la siniestralidad en las carreteras durante este período se produjo el año pasado, cuando la cifra de muertos bajó de 100 por primera vez.

Las cifras de siniestralidad en las carreteras han registrado un continuo descenso en los últimos años gracias, entre otros factores, a la introducción del carné por puntos y la reforma del Código Penal.