Este artículo se publicó hace 16 años.
Somalia, un país en manos de integristas islámicos y piratas con GPS
El incremento de la piratería es un claro indicio del grave deterioro de la situación política en Somalia, un país que no tiene un Gobierno estable desde 1991 y donde el poder lo ejercen los "señores de la guerra", piratas con GPS y milicias islámicas.
Hoy, los piratas, que han adquirido una gran relevancia social en Puntlandia, la región semiautónoma del norte del país donde tienen sus refugios, han dado otra muestra de poder al exigir 25 millones de dólares por el rescate del superpetrolero saudí "Sirius Star", el mayor barco que han secuestrado desde que empezaron a actuar en 2005.
Jean Ping, Presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), recalca en un comunicado difundido hoy que "el aumento de la piratería es indicativo del deterioro que registra la política en Somalia, que tendrá consecuencias negativas, no sólo para el país, sino para toda la comunidad internacional".
La ausencia de una autoridad firme en Somalia desde que el dictador Siad Barre fue derrocado hace 18 años, ha convertido al país, "en caldo de cultivo de extremistas frustrados y una fuente de inestabilidad en la región y el mundo", como afirmó ayer el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, en consonancia con Ping.
Ban recalcó que, "si no se proporciona a las comunidades locales alguna manera de ganarse la vida", las actividades delictivas y la violencia seguirán condicionando al país.
De igual modo, la Autoridad Intergubernamental de Desarrollo (IGAD) del este de África refrendó las consideraciones de la UA e instó a "las autoridades de Somalia en la diáspora a volver al país y asumir sus responsabilidades".
Sin embargo, el Gobierno Federal de Transición (GFT), creado en el 2004 como el primer intento formal de establecer una autoridad desde 1991, "es fallido", según reconoció su propio Presidente, Abdullahi Yusuf, el pasado fin de semana en Nairobi.
Yusuf admitió la incapacidad de su gobierno de enfrentarse a las milicias islámicas de Al Shabab, que han ocupado en días pasados las dos principales ciudades portuarias cercanas a Mogadiscio (Barawe y Merka), sin resistencia ni tener que recurrir a las armas.
El Presidente Yusuf asumió que la situación actual se asemeja a la vivida en junio de 2006, cuando la Unión de Cortes Islámicas (UCI) ocupó Mogadiscio hasta que fueron expulsadas por el Ejército etíope y las tropas somalís en diciembre de ese mismo año.
Ahora es Al Shabab, grupo que formaba parte de la UCI y cuyos dirigentes mantienen vínculos con Al Qaeda, el que "tiene la capacidad para tomar el país", admitió Yusuf.
Además de los integristas islámicos, dentro de la maraña de facciones y clanes que se disputan el poder, destacan en Somalia por su creciente fortuna los piratas del golfo de Adén, quienes, según la ONU, han obtenido en lo que va de año unos 30 de millones de dólares en rescates.
La "profesionalidad" de los piratas, que "operan con armas modernas, cada vez llega más lejos y acechan a los barcos con GPS", lo que ha hecho saltar las alarmas de las navieras, que buscan rutas alternativas, como apuntó a Efe Andrew Mwangura, director del Programa de Asistencia Marítima (PAM), organización que vigila las aguas del Índico y tiene su sede en el puerto keniano de Mombasa.
La inestabilidad política favorece la piratería, "que aumenta a medida que empeora la situación en el país, ya que la falta de autoridad y el déficit de empleo hacen que a los piratas cada vez les sea más sencillo operar y hacerlo con total impunidad", agregó Mwangura.
"Aunque llevan en activo desde los noventa, en los últimos dos años el ritmo de secuestros ha aumentado considerablemente. Durante el poco tiempo que la UCI controló Mogadiscio, la piratería descendió, ya que los tribunales islámicos eran especialmente duros con ese tipo de delitos", añadió.
Mwangura no cree que las milicias islámicas estén asociadas con los piratas por "intereses económicos", ya que "va en contra de sus preceptos religiosos y, además, los bastiones de la piratería, como la localidad de Eyl -en Puntlandia- no están controlados por Al-Shabab".
Mientras Somalia sucumbe a las fuerzas integristas islámicas, los piratas mantienen secuestradas diecisiete embarcaciones y negocian con las compañías navieras los astronómicos rescates que les permitirán "modernizar", aún más, su "modus operandi", apostilló Mwangura.
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