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Sorti y Monaldi aseguran que José I no murió de viruela como se pensaba

EFE

Los italianos Francesco Sorti y Rita Monaldi, autores de las novelas "Imprimatur" y "Secretum", sostienen en "Veritas", tercera de esta serie de siete ambientada en la Europa del Barroco, que el emperador José I de Austria no murió de viruela como ha establecido la historiografía.

En "Veritas" (Roca Editorial), Sorti y Monaldi, que son además matrimonio, continúan con la peripecia del abad Atto Melani, diplomático y agente secreto de la corte de Luis XIV, el Rey Sol, pero en esta ocasión en la Viena de 1711, al final de la Guerra de Sucesión española.

Si en la segunda novela de la serie ambos autores, ella historiadora y él musicólogo, constataron con pruebas periciales la falsificación del testamento de Carlos II de España en favor de los Borbones, en esta ocasión han podido averiguar que José I no falleció de viruela.

En una entrevista concedida a Efe en Viena, donde residen los autores, Monaldi dijo que "seguramente no murió como nos han contado la crónicas históricas hasta ahora, porque no hubo ninguna epidemia de viruela".

Una consulta de los informes de defunciones del médico legal de entonces en el Archivo de la Ciudad de Viena ha permitido verificar que "no hubo otra muerte de viruela en las mismas semanas y que el fallecimiento del emperador fue aislado desde un punto de vista epidemiológico, y lo extraño es que ningún historiador verificara esta circunstancia".

Monaldi y Sorti han intentado sin éxito exhumar el cadáver de José I para averiguar si fue envenenado o si murió por un virus de la viruela que le fue inoculado, pero "nos hemos topado con la burocracia y además con ciertas amenazas al médico que estaba preparando ya un equipo".

"Sacar un cadáver de su lugar de reposo no es tan fácil como confrontar las firmas de dos o tres testamentos", apuntan ambos autores, quienes añaden: "Cuando hemos visto que alguien que conoce bien estos temas creía que había un riesgo, hemos pensado que había un riesgo también para nosotros".

Monaldi y Sorti afrontaban la preparación de su novela como "una investigación histórica que no interesaba al presente, y nunca creíamos que toparíamos con cuestiones relacionadas con los posibles riesgos de terrorismo biológico después del 11-S".

La novela está ambientada en una época en la que los turcos comienzan a experimentar inoculando la viruela con la esperanza de que la enfermedad hará inmune a la población, pero fue una "barbaridad", resalta Monaldi, pues "a partir de esos años la viruela se extendió por toda Europa y se convirtió en mortal".

Monaldi y Sorti rompen también la tradición historiográfica, sobre todo austríaca: El archiduque "Carlos tenía interés en que muriera su hermano y esa rivalidad existió, como demuestra el hallazgo de un documento que relaciona las cartas y papeles imperiales que pertenecían a José I y que fueron quemadas después de su muerte por orden de su hermano", que le sucedió en el trono imperial como Carlos VI .

En esas órdenes "sospechosas" de Carlos, desapareció, asegura Sorti, cerca de un 60 por ciento de la correspondencia.

El destino de Carlos desde la infancia, comenta Monaldi, era ser rey de España, y de hecho, "los mismos periódicos vieneses de la época se hacen eco de que José I preparaba un tratado con el Rey Sol para concluir la Guerra de Sucesión, por el cual la corona catalanoaragonesa sería para su hermano Carlos y la corona española para el monarca borbón.

Los últimos cuatro volúmenes, en un ejercicio narrativo "circular", anota Sorti, partirán de 1644, cuando Melani cuenta 18 años.

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