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Stoltenberg aplaude la valentía noruega e insta a evitar la "caza de brujas"

EFE

El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, aplaudió hoy la valentía y la apuesta por la democracia de los ciudadanos de su país tras los atentados del 22 de julio, que dejaron 77 víctimas mortales, y abogó por evitar cualquier "caza de brujas".

El país entero ha demostrado su capacidad de "encontrar el camino correcto" en medio de la tragedia, enfatizó Stoltenberg, en el acto de Estado ante el Parlamento noruego (Storting) en memoria de las víctimas de la explosión del coche bomba en el centro de Oslo y el tiroteo del campamento de las juventudes socialdemócratas.

"Vosotros, los jóvenes, habéis demostrado vuestra determinación a responder al odio con amor. El terror no debe conducir a más odio, sino a más democracia", insistió, dirigiéndose a las juventudes socialdemócratas, objetivo de la matanza en la isla de Utøya, donde centenares de adolescentes asistían a su acampada anual.

"Ardió el mapa. La brújula reventó en pedazos. Podíamos habernos vuelto locos, pero los noruegos supieron encontrar el camino de regreso a casa", aseguró Stoltenberg.

En línea con esa apertura y respeto, Stoltenberg abogó por evitar iniciar ahora una "caza de brujas" ideológica y reiteró que todas las opiniones tienen cabida en democracia, pero no la violencia, en referencia al autor confeso del doble atentado, el ultraderechista e islamófobo Anders Behring Breivik.

"Quiero pedir que no empecemos ahora una caza de brujas", aseguró el primer ministro noruego tras apuntar que muchos comentarios, de unos y otros, podían haberse hecho "de otra forma".

Además, Stoltenberg declaró el 21 de agosto el día nacional para conmemorar a las víctimas del doble atentado.

Fue un acto solemne, presidido por el rey Harald y el príncipe heredero Haakon y con participación de un centenar de damnificados, acorde al talante contenido y emotivo que ha marcado todas las expresiones de recuerdo a las víctimas estos días.

También de acuerdo a esa tónica, estuvo dominado por la llamada a la cohesión nacional, entre muestras de apoyo a Stoltenberg, dentro y fuera del hemiciclo.

El presidente del Storting, Dag Torje Andersen, abrió ya la sesión agradeciendo el pulso firme de Stoltenberg, con parecido énfasis con que elogió la labor de la policía y los equipos de rescate.

Ante los accesos al Parlamento se leían pancartas con frases como "Jens Stoltenberg. Takks for varm, Ledelse Vetter" -"Jens Stoltenberg, gracias por el calor, padre de la nación"-, entre las flores, velas y otros mensajes en recuerdo de las víctimas.

"No responderemos al mal con mal, como a ti te gustaría. Combatiremos el mal con el bien. Y venceremos", escribía en Facebook Ivan Benjamin Oesteboe, un joven superviviente de la matanza, en un mensaje reproducido hoy por el diario "Dagbladet".

"Crees que has destruido al Partido Laborista y a la gente que cree en una sociedad multicultural. Que sepas que has fracasado", subrayó el muchacho, refiriéndose a Breivik, que permanece incomunicado en una celda de aislamiento desde los ataques.

La gestión de la crisis y la cercanía que ha transmitido en la tragedia ha disparado la popularidad de Stoltenberg, que según una encuesta publicada hoy mismo por el rotativo "Dagbladet" obtendría ahora el 40 por ciento de los votos -frente al 33,5 de las generales de 2005-.

La próxima cita con las urnas es en septiembre, en los comicios municipales, y entonces se comprobará si se ha detenido en Noruega el hasta ahora imparable auge del populismo islamófobo del norte de Europa.

Stoltenberg es el rostro positivo de una tragedia nacional, en contraposición al "monstruo" de esa sociedad aparentemente perfecta, Breivik.

Los medios desgranan día a día nuevas informaciones acerca de la matanza y los planes de su autor, así como sus delirantes coacciones al gobierno, del que pretendía la dimisión en pleno a cambio de una confesión completa, según informó la televisión NRK.

La matanza habría sido aún más devastadora, afirman los medios, de no haber sido porque apenas menos del diez por ciento de los funcionarios trabajaba aún cuando estalló la bomba situada en una furgoneta alquilada, que Breivik aparcó entre el Ministerio de Energía y el de Comercio.

Según las investigaciones en curso, la furgoneta contenía hasta 850 kilos de explosivo, en lugar de los 500 kilos que hasta ahora se estimaba.

Los efectos de su doble atentado habrían sido aún más sangrientos de no haber sido por un atasco, que retrasó la explosión del coche bomba y su posterior llegada a la isla, según confesó ante la policía el propio Breivik.

Gemma Casadevall

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