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Una superbacteria cada vez más rápida, resistente y mortal

Reuters

Por Frederik Joelving

Cuando la describió porprimera vez en 1961, la bacterióloga inglesa Patricia Jevonsseguro no imaginó que su hallazgo se convertiría en unasuperbacteria que hoy causa la muerte de 19.000 estadounidensespor año y agrava la salud de millones de pacientes.

El estafilococo aureus resistente a la meticilina, o MRSApor sus siglas en inglés, es el tema del nuevo libro de laperiodista Maryn McKenna llamado Superbug: The Fatal Menace ofMRSA (Free Press, marzo del 2010).

La autora dialogó con Reuters Health sobre cómo la bacteriaestá afectando la salud pública y, sin saberlo, estaríamospromoviendo la aparición de una nueva cepa.

"Uno de los problemas con el MRSA, una de las razones porlas cuales se está volviendo una crisis, es que no lo hemostomado en serio durante mucho tiempo", dijo McKenna.

El MRSA cruzó por primera vez el Océano Atlántico en 1968 yllegó a lo que entonces era el Hospital de la Ciudad de Boston.Siguió avanzando por el país hasta 1980, cuando infectó a unavíctima de un incendio en el Centro Médico Harborview, enSeattle, y generó un brote fatal.

"Durante más de un año, pasó de paciente a paciente. Lasautoridades cerraron la unidad de terapia intensiva y la unidadde quemados, y construyeron nuevas unidades, pero seguíanapareciendo nuevos casos", agregó.

"La atención de la salud en Estados Unidos sigue trabada enuna lucha fatal en relación a cuáles son las mejoresestrategias para controlar el MRSA y otros organismosresistentes a los fármacos en los hospitales", sostuvo.

En Europa, indicó McKenna, muchos hospitales hacen un testa los pacientes para descartar que tengan la bacteria. Si lotienen, se los aísla hasta completar el tratamiento.

Pero los hospitales no son el único criadero del MRSA:desde hace años circula una cepa llamada comunitaria. Aunque nohay un suficiente control, según McKenna, un estudio estimó que7 millones de estadounidenses consultan al médico cada año poresa bacteria.

Reducir el riesgo de adquirir una infección por MRSA no escomplicado. Lavarse bien las manos, por ejemplo, ayuda muchoporque la bacteria necesita ingresar al organismo para dañarloy las manos son el vehículo perfecto.

Pero una vez dentro del cuerpo, es muy difícil de eliminar.Durante años, el fármaco utilizado cuando otros fallaban era lavancomicina, que tenía muchos efectos adversos.

Sin embargo, el MRSA también se volvió resistente a lavancomicina y la industria farmacéutica tuvo que desarrollarnuevos antibióticos. Muchos perdieron interés porque laresistencia inutilizó varios nuevos fármacos, lo que generó máspérdidas que ganancias en poco tiempo.

De acuerdo a la autora, existe otro problema, quizás másgrande que la falta de ganancias con los antibióticos. Lasprácticas agrícolas favorecen el desarrollo de la resistencia anuevos fármacos.

En el 2004, una niña holandesa de 6 meses ingresó a unhospital por una malformación cardíaca. Un control de rutinadel MRSA reveló algo mucho peor: una cepa desconocida de labacteria también se había vuelto resistente a los antibióticosque no se usaban para tratar las infecciones por estafilococoen los seres humanos.

La familia de la niña criaba cerdos. Quizás, el usoextendido de los antibióticos en los animales se habíatransformado en el ambiente de laboratorio perfecto para que labacteria desarrollara nuevas formas de evadir los fármacos deuso humano.

"Desde ese momento, en el 2004, la cepa recorrió el mundo ycausó enfermedades graves y brotes en hospitales y hogares decuidados en Holanda y en otros países de la Unión Europea",dijo.

En Estados Unidos, sólo un equipo de la University of Iowaanalizó la nueva cepa y la identificó en la mitad de los cerdosy los criadores de cerdos estudiados.

McKenna dijo que ya se encontró a la nueva cepa del MRSA encarne de venta al público en Estados Unidos y Canadá, aunquehasta ahora hubo apenas unas decenas de infecciones enhumanos.

"Quizás no sean muchas", dijo, "pero en 1998 hubo sólo 25casos de MRSA comunitario en Chicago y, ahora, tenemos más de 7millones por año. ¿Estamos en la base de una enorme curvaepidemiológica o seguirá variando sin importancia? En estemomento, nadie lo puede saber", concluyó.

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