Este artículo se publicó hace 13 años.
Los talibanes que derribaron un helicóptero estadounidense fueron abatidos
Los talibanes que derribaron un helicóptero de la OTAN el pasado fin de semana en el que murieron 38 personas han sido abatidos en un ataque aéreo "selectivo", informó hoy el general estadounidense John Allen, comandante en jefe de las tropas aliadas en Afganistán.
El ataque tuvo lugar en torno a la medianoche de día 8, después de que las fuerzas de la coalición tuvieran noticia del paradero de esos insurgentes, explicó Allen desde Kabul en una teleconferencia con la prensa en el Pentágono.
La operación se produjo después de que el sábado murieran treinta soldados estadounidenses -22 de ellos, del grupo de operaciones especiales de la Infantería de Marina, o SEALS-, siete afganos y un intérprete civil al caer derribado un helicóptero "Chinook" en la provincia de Wardak.
El incidente fue, según la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), el que ha causado más muertes de soldados estadounidenses en una sola acción en Afganistán, lo que no ha impedido que Estados Unidos y las fuerzas de la coalición hayan continuado con sus operaciones.
"A aproximadamente a la medianoche del 8 de agosto, las fuerzas de la coalición mataron a los insurgentes responsables de este ataque contra el helicóptero, que creemos que cayó alcanzado por una ronda de mortero", explicó Allen,
"Les seguimos la pista, como hubiéramos hecho como consecuencia de cualquier operación y nos ocupamos de ellos con un ataque móvil. Tenemos la certeza de que murieron en ese ataque", dijo el general que aunque en un principio se mostró reticente a dar una cifra exacta de talibanes muertos apuntó a que fueron "menos de diez".
La muerte de estos talibanes "no mitiga nuestra pérdida, pero debemos continuar persiguiendo al enemigo sin cesar y lo haremos", agregó el general.
Los féretros con los cuerpos de los soldados aliados muertos en el derribo del helicóptero llegaron el martes a la base aérea estadounidense de Dover (Delaware), donde fueron recibidos por el presidente de EE.UU., Barack Obama.
A la ceremonia no fue autorizada la presencia de los medios de comunicación porque los cadáveres no habían sido identificados.
El portavoz del Pentágono, el coronel David Lapan dijo que sus nombres podrían ser publicados en las próximas 24 horas.
El general Allen recordó a los ocho afganos que también perecieron en el ataque del sábado y subrayó que las tropas aliadas continuarán trabajando "codo con codo" con las fuerzas de seguridad afganas y los civiles para fortalecer el Gobierno afgano.
El "Chinook" derribado participaba en una operación contra el líder de una célula talibán del valle de Tangi, en la provincia de Wardak (oeste de Kabul), responsable de varios ataques en la zona.
El jefe talibán al que buscaban ese día escapó del fuego aliado, según admitió hoy Allen.
Desde Kabul, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) de la OTAN emitió un comunicado en el que indicaba que uno de los fallecidos es el mulá Mohibulá y un francotirador "asociado con el derribo" del helicóptero.
Según la nota, Mohibulá era una figura "clave" en una red compuesta por al menos una docena de combatientes talibanes contra la que las fuerzas internacionales estaban llevando a cabo una ofensiva la misma noche del siniestro del aparato.
No obstante, Allen no confirmó que el mulá fuera el objetivo principal de la operación de la noche del 6 de agosto.
La ISAF explicó que las fuerzas aliadas localizaron y siguieron a los insurgentes hasta una zona boscosa en el distrito de Chak, en la provincia de Wardak y tras asegurarse de que no había civiles en el área iniciaron el ataque en el que murieron Mohibulá, el francotirador y "varios de sus socios talibanes".
El ataque contra el "Chinook" refleja la volátil situación que impera en Afganistán, ahora que Estados Unidos y la OTAN - que tiene desplegados 132.000 soldados de 48 países, de los que 90.000 son estadounidenses- han iniciado la retirada de sus tropas.
Estados Unidos ha comenzado la retirada del país asiático y prevé que este año abandonen el país 10.000 soldados, 33.000 para septiembre de 2012, y el resto regresará paulatinamente para completar la retirada en 2014, fecha acordada en la cumbre de la OTAN el pasado noviembre en Lisboa.
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