Este artículo se publicó hace 15 años.
La tasa de deforestación en Brasil cae a un mínimo en 21 años
La destrucción de la selva amazónica en Brasil ha caído a su menor tasa anual en 21 años, dijo el jueves el Gobierno, en lo que supone un impulso a las credenciales verdes del país de cara a la cumbre climática global en Copenhague.
La deforestación de la selva amazónica cayó en un 45 por ciento en el año hasta julio, destruyendo 7.008 kilómetros cuadrados, la cifra más baja obtenida desde que el Instituto Nacional de Estudios Espaciales de Brasil comenzó a medir la desaparición de la mayor selva del mundo en 1988.
"Estamos limpiando nuestra casa", dijo a la prensa en Brasilia Dilma Rousseff, jefa de Gabinete del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y precandidata por el oficialista Partido de los Trabajadores para las elecciones presidenciales de 2010.
La drástica caída en la deforestación amazónica era esperada debido a cifras preliminares de la agencia espacial, que usa satélites para realizar sus mediciones.
Brasil lleva años recibiendo presiones para que detenga la invasión de leñadores y rancheros que son responsabilizados por gran parte de la destrucción de la selva, que ha perdido alrededor de un 20 por ciento de su área desde la década de 1970.
La deforestación en Brasil alcanzó un máximo de 27.329 kilómetros cuadrados en el período 2003/2004.
CRITICA DE GREENPEACE
El Gobierno dice que una mayor regulación ha ayudado a disminuir la deforestación, pero ecologistas afirman que los menores precios de las materias primas, debido a la crisis económica mundial, también han sido un factor.
La deforestación ha aumentado en el pasado siguiendo el aumento de la demanda de granos de soja, carne y leña.
Se espera que la administración brasileña del Amazonas, cuya destrucción es responsable por dos tercios de sus emisiones de carbono, sea un tema clave en la cumbre de Copenhague del mes próximo, que pretende llegar a un nuevo acuerdo global sobre cambio climático.
"Hoy somos conscientes de que la cuestión climática es la más seria a la que nos enfrentamos", afirmó Lula, que calificó la caída en el ritmo de deforestación como "extraordinaria".
El grupo ecologista Greenpeace dijo en un comunicado que pese a la importancia de la cifra, aún existe demasiada deforestación y que la meta del Gobierno brasileño no es lo suficientemente ambiciosa.
"El presidente (...) estará feliz si en un plazo de 20 años la selva amazónica es destruida a una tasa anual un poco menor a tres ciudades del tamaño de Sao Paulo", dijo la entidad, haciendo alusión a la ciudad más grande de Sudamérica.
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