"La TDT es una apuesta por la imaginación"

Mariano Barroso (Sant Just Desvern, Barcelona, 1959) se acaba de embarcar en una aventura arriesgada e insólita en España: dirigir una serie pensada para un canal de pago. Se trata de Entre todas las mujeres, un proyecto para el canal TNT que se rueda estos días y para el que el director de Los lobos de Washington cuenta, eso sí, con uno de sus actores fetiche, Eduard Fernández, que da vida a un veterinario que se debate entre todas las mujeres de su vida. Pensada como una película por entregas para televisión, la serie será emitida en el próximo septiembre.

Grabar una serie dirigida a una audiencia reducida es un concepto nuevo en España. ¿Se abre un nuevo camino?

Ojalá, es lo que debería ser. Creo que hay una demanda para este tipo de productos, aunque espero que la serie tenga también un impacto en la industria, y que la gente de los canales de pago vea que es posible hacer otro tipo de productos, sin menospreciar lo que se hace ahora. Hay muchos públicos, no a todo el mundo le tiene que gustar ir a ver a Bisbal al Bernabéu, también hay jazz.

¿Qué supone para un director no tener la presión de la taquilla o la audiencia?

Te quita la mayor presión que puedes tener, que hay que hacer tanto dinero, que tu película cuesta tanto o que la audiencia tiene que ser tanta; te olvidas, y eso hoy en día es una maravilla. Sabes que como mucho lo van a ver 30.000 personas, que son los que ven el canal, y como poco 10.000, por lo que tampoco cambia nada.

Ha dicho en alguna ocasión que el cine dirigido al gran público está pasando por un proceso de infantilización. ¿Por qué?

Lo que ocurre es que todos nos hemos hecho mayores y los espectadores cada vez son más jóvenes; los que van al cine son adolescentes. Por eso, para que las películas sean rentables supuestamente hay que hacer cine para ese público, y cuando tienes una edad no se te ocurren cosas para adolescentes.

¿Tiene esto relación con el trasvase de talento del cine a la televisión de pago que se está dando en Estados Unidos?

Yo creo que sí, aunque también es cierto que no es nuevo en Estados Unidos porque desde siempre todos los grandes directores han hecho televisión. Por ejemplo, de niño yo veía Bonanza, que estaba dirigida por Robert Altman. Allí nunca ha habido esa división tan rotunda que existe en Europa entre televisión y cine.

¿Pero no es cierto que al principio también había en España grandes directores de cine que hacían productos de calidad para televisión?

Sí, Pilar Miró, Mario Camus o Alfonso Uría eran realizadores de Televisión Española y hacían películas y televisión.

¿Qué nos falta para tener una ficción televisiva de una calidad como la estadounidense?

Nos faltan productos de este tipo, que en realidad son cine hecho para televisión, un producto adulto donde, por ejemplo, el sexo no es un problema, al igual que en el cine.

Con la irrupción de la televisión digital terrestre la audiencia se segmentará, y cada uno sabrá mejor a quién se dirige. ¿Favorecerá esto a los creadores?

Espero que sí; la televisión digital es una apuesta por la imaginación. Se está estrechando el cerco para el cine y la televisión tradicional no se mueve, lo que significa que hay que abrir la imaginación a nuevas ventanas. Si no se pueden hacer cosas para una audiencia de cinco millones, hagamos cosas baratitas y vayamos a la esencia, que no falla.

¿En qué consiste esa esencia?

En el guión y los actores, que siempre están ahí. Además, afortunadamente tenemos en este país grandísimos actores que están haciendo veinte series como esta permanentemente.