"La tele debe mostrar lo que hay en la sociedad"

Tras casi 500 capítulos en Yo soy Bea (Telecinco), ha cambiado el cansado trabajo en una serie diaria por otro en una de prime time, la ficción de Antena 3 Física o Química. En la tercera temporada de esta serie, que se estrena hoy a las 22.00 horas, José Manuel Seda espera que el público vea otros matices de su faceta de actor en su papel de Martín Aguilar, el nuevo profesor de Tecnología de los Medios y psicopedagogo del instituto Zurbarán.

¿Cómo es su personaje?

Tiene una relación especial con los alumnos y a la vez se preocupa mucho por ellos. Llega sabiendo sobre la vida y milagros de todos los profesores.

¿Cómo es el desembarco de este profesor en el colegio?

Choca con Olimpia, porque le ha quitado el puesto en la dirección. Está comisionado por la junta de accionistas del colegio para que lo haga y, a partir de ahí, empieza a evaluar a los profesores, algo que siempre crea mucho recelo.

Pero, ¿tendrá algún amigo?

La primera que le abre una puerta es Blanca. Su relación surge por una mutua atracción y luego se produce un acercamiento, en el que habrá siempre un tira y afloja. Es ahí donde Martín va a mostrar sus inseguridades y se verá que no es un tipo tan seguro como parece. Desconcertará a Blanca.

¿Se identifica con él?

Para nada. Sólo he dado clases de teatro a adolescentes pero no me considero nada autoritario. Creo que es a través del consenso como se deben solucionar todos los problemas, aunque supongo que en puestos directivos y de responsabilidad hay que tomar decisiones que no siempre les gustan a todos. Mi personaje todo lo basa en su ética personal para hacer las cosas, no actúa por el mero hecho de fastidiar a alguien o quitarle de su sitio, sino que lo hace regido por una ética personal.

¿Cómo se ha preparado?

Me documenté por Internet para saber de qué trataba la asignatura de Tecnología de los Medios. Aunque al principio hay que crear un poco de intriga a nivel narrativo, me interesaba también ver esa parte de toma de decisiones. Que el personaje fuera una especie de Risto Mejide pero en positivo. A los alumnos les va a hacer preguntas, casi como un socrático que, con el uso de la hermenéutica y al hacerles preguntas, les ayuda a descubrir la respuesta. Eso le metí al personaje. Lo busqué por ahí.

¿Veía la serie?

A esas horas, o veo una película o me pilla fuera o me acuesto. Vi los últimos capítulos de la última temporada para ponerme al día.

¿Qué le atrajo del papel?

Cuando me propusieron el papel y me dejaron leer el guión me gustó mucho el personaje porque es muy enigmático: parece una cosa que luego no es tal. Está un poco solo, pero su manera de proceder casi siempre es recta y justa. Es un personaje muy inteligente, que sabe encajar sus derrotas.

¿Conoce la polémica que surgió en la primera temporada sobre la forma de mostrar la vida en los institutos?

Me parece muy bien que se traten con tanta naturalidad los temas sobre la adolescencia. Si de algo debe servir la tele y las series de ficción es para poner en la mesa lo que hay en la sociedad y que muchos padres conozcan a sus hijos y lo que les pasa por dentro.

¿Qué diferencias hay entre una serie juvenil y otras?

Hay chicos jóvenes y distintas generaciones de actores, pero no hay ningún tipo de problema generacional, sino que el clima de trabajo es magnífico. Yo haría la diferencia entre trabajar en una serie diaria o de prime time, ya que esta última es más relajada. Da tiempo a hacer las cosas con más detenimiento.

¿Cómo era de joven?

El problema de la adolescencia es adaptarte a la sociedad, para lo que haces tonterías. La gente con adolescencia problemática afronta la vida con una visión mucho más amplia porque les ha costado más conseguir las cosas.