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La terapia más costosa no es más efectiva contra el cáncer de próstata inicial

Reuters

Por Genevra Pittman

Un estudio sugiere que laterapia de protones tan costosa y de alta tecnología no seríamás efectiva contra el cáncer de próstata que las opciones máscomúnmente utilizadas.

Esa terapia de alto costo, muy promocionada por lasinstituciones que la utilizan, puede causar más efectos adversosque la radioterapia de intensidad modulada (RTIM).

"Este estudio es la evidencia más sólida hasta ahora de quela terapia de protones no sólo no es mejor, sino queprobablemente tampoco es tan buena como la RTIM", dijo el doctorMatthew Cooperberg, urólogo de la University of California, enSan Francisco, quien no participó del estudio.

Los resultados sugieren que los pacientes contarían conmúltiples opciones terapéuticas cuando se trata de tumoresprostáticos iniciales y localizados, como la cirugía o la esperavigilada.

El equipo del doctor Ronald Chen, de la University of NorthCarolina, en Chapel Hill, utilizó datos de un registrooncológico nacional con información sobre el tratamiento de unos13.000 beneficiarios de Medicare con cáncer de próstatadiagnosticado a partir del 2000. Los hombres tenían más de 66años.

En ese momento, menos del 1 por ciento de los tumoreslocalizados en la glándula se trataban con RTIM, una terapiamínimamente invasiva para no dañar los órganos alrededor de lapróstata. El resto recibía radioterapia conformal, que era eltratamiento estandarizado anterior.

En el 2008, casi el 96 por ciento de los hombres recibióradioterapia focalizada de alta dosis.

La RTIM estuvo asociada con un 10-20 por ciento menos riesgode padecer problemas estomacales y fracturas de cadera que laradioterapia conformal, en la que más órganos quedan expuestos ala radiación. Pero la RTIM también aumenta un 12 por ciento elriesgo de desarrollar disfunción eréctil.

En cada año posterior a la radioterapia, el 2,5 por cientode los hombres que habían recibido RTIM necesitó mástratamientos oncológicos, comparado con el 3,1 por ciento delgrupo tratado con radioterapia tradicional. Esto sugiere que laenfermedad reapareció.

Según un análisis más reducido, los pacientes de Medicaretratados con terapia de protones, que es la radioterapia másavanzada, no evolucionaron mucho mejor ni peor que los tratadoscon RTIM. Pero el primer grupo tuvo más efectos adversosestomacales.

El uso de ambas tecnologías aumentó cientos de millones dedólares el costo del tratamiento del cáncer prostático, comoseñalan los autores en Journal of the American MedicalAssociation.

Ahora, con la pérdida de popularidad de la radioterapiaconformal, las opciones radiológicas tienden a ser la RTIM y laterapia de protones, que no está disponible en todos loscentros.

El equipo estima que la construcción de las instalacionespara administrar la terapia de protones puede superar los 100millones de dólares. Una ronda de tratamiento les cuesta a lasaseguradoras hasta 100.000 dólares por paciente, mientras que laRTIM cuesta unos 50.000 dólares.

"Es un ejemplo de una terapia más costosa sin que existaevidencia de que sus resultados son superiores", dijo el doctorEric Klein, de la Clínica Cleveland y que no participó delestudio.

"Existe una tendencia en el país a adoptar tratamientos másnuevos, costosos y promisorios, sin contar con demasiadasevidencias que prueben su superioridad", agregó Chen.

"Nuestro estudio demuestra que la RTIM es un buentratamiento contra el cáncer de próstata", dijo. Hasta disponerde estudios más rigurosos, "los pacientes deberían optar por esetipo de radioterapia", sugirió.

Otra buena opción para los hombres con un tumor prostáticoen estadio inicial es no recibir tratamiento y esperar para versi el cáncer crece o si no produce daño alguno.

"Muchos hombres con enfermedad temprana, en especial los queson más grandes, no suelen necesitar. La vigilancia activa esmuy importante. El cáncer de próstata es una enfermedad quecuenta con muchas opciones", dijo el doctor W. Robert Lee,radiooncólogo de la Facultad de Medicina de la Duke University,en Durham, quien tampoco participó del estudio.

FUENTE: Journal of the American Medical Association, online17 de abril del 2012

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