Este artículo se publicó hace 13 años.
Terapia supresora de andrógenos no eleva riesgo cardiovascular
Por Will Boggs
Un nuevo estudio revela quelos usuarios de la terapia supresora de andrógenos (TSA) paratratar el cáncer de próstata no tienen una mayor mortalidad porcausas cardiovasculares, según publica Journal of ClinicalOncology.
"Me tranquiliza saber que la mayoría de los estudios quehabían identificado un aumento del riesgo cardíaco habían sidoretrospectivos y que los análisis secundarios de ensayosclínicos randomizados no identificaron un incremento de lamortalidad por causas cardíacas", indicó el doctor Matthew R.Cooperberg, de la University of California en San Francisco.
El equipo de Cooperberg evaluó la tasa de mortalidad en los7.248 hombres del registro CaPSURE para determinar la relaciónentre el tratamiento y la causa de muerte.
Los tratamientos estudiados fueron: localizado (el 71,3 porciento), TSA primaria (el 15 por ciento), localizado más TSA(el 6,7 por ciento) y espera vigilada/activa (el 7 por ciento).En total, murieron 103 hombres por cáncer de próstata; 195 porenfermedad cardiovascular, y 678 por otras causas.
Según el análisis de los riesgos, se registró un 94 porciento más riesgo de morir por problemas cardiovasculares conTSA primaria que con terapia localizada, aunque no se observóese aumento con la combinación terapia localizada-TSA.
El grupo en espera vigilada/activa tuvo 2,46 veces másriesgo de morir por enfermedad cardiovascular que los hombrestratados con terapia localizada.
En cambio, al comparar a los pacientes según la posibilidadde recibir TSA mediante un análisis de variables múltiples conprobabilidad ajustada, el uso de TSA aumentó un 25 por cientola mortalidad por todas las causas, pero sin una diferenciasignificativa en la mortalidad por cáncer de próstata o porcausas cardiovasculares.
"No pudimos hallar una relación entre el uso de la TSA y lamortalidad cardiovascular", concluye el equipo.
"Esto sugiere que en los estudios previos habrían actuadocomo factores confundentes ciertas variables no medidas quealteraron la selección del tratamiento y varios resultados norelacionados con el cáncer de próstata, incluida la mortalidadcardiovascular", añadieron los autores.
Cooperberg dijo: "Conocemos bastante sobre la mortalidadpor cáncer y por todas las causas después del uso de distintostratamientos del cáncer prostático y sabemos cuándo la TSA esútil y cuándo no lo es".
"Reconocer cada vez mejor las posibles complicaciones, comolos efectos adversos esqueléticos y metabólicos, no modificalas indicaciones de tratamiento, pero sí ofrece una oportunidadde reducir esos problemas", agregó el experto.
"La pérdida ósea se puede controlar con medicamentos yejercicio. El riesgo cardíaco se puede reducir con dieta,ejercicio y fármacos si es necesario", explicó.
En Estados Unidos, la causa más común de muerte en loshombres con cáncer de próstata es la enfermedad cardíaca, demodo que a esos pacientes se les debe indicar cómo reducir elriesgo cardíaco, estén o no utilizando TSA como tratamiento,indicó.
"Aunque el estudio (...) no resolvió la controversia sobrela toxicidad cardiovascular de la TSA, abrió un nuevo camino deinvestigación", escribe en un artículo editorial el doctorShabbir M. H. Alibhai, de la University of Toronto, en Canadá.
"Más análisis con información de grandes bases de datos(por ejemplo, SEER-Medicare) podrían confirmar estosresultados, aunque esas bases carecen de información clínicadetallada", añadió.
FUENTE: Journal of Clinical Oncology, online 15 de agostodel 2011
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