Este artículo se publicó hace 15 años.
La tercera joya de la corona
El Barcelona, primer equipo español en conquistar un trébol y el Manchester se queda sin su cuarta Copa de Europa
Más de un millón de personas visitan al año el Museu del Barcelona, el segundo más frecuentado de Catalunya. En sus salas, descubren curiosidades, recuperan los antiguos uniformes del equipo y se fotografían con la Copa de Europa, la joya de la corona. Hasta 2006, el tesoro era único. En un siglo de historia, sólo el zapatazo de Koeman, en Wembley 1992, había generado semejante maravilla, alzada a las vitrinas azulgrana en una noche primaveral para acompañar a la Liga, también del Barça.
Millones y millones de fla-shes la retrataron durante más de una década hasta casi sacarle el brillo. Pero, justo antes de que eso sucediera, hace tres años, en otra noche fantástica, le llegó una compañera. Con idénticas características, la nueva copa, cargada de glamour parisino, le ayudó a sobrellevar el peso de la historia. Como la primera, sucedía a una Liga y protagonizaba el segundo doblete de la historia azulgrana.
Los azulgrana se unen al exclusivo club de Manchester, Ajax, PSV y Celtic
El Barça sabía lo que representaba conquistar un doblete de Liga y Copa de Europa; y también de Liga y Copa del Rey: lo había logrado en 1959 y en 1998. De modo que, saldadas sus deudas históricas con el continente, y superada la eterna y sonrojante comparación con el Madrid, el club azulgrana necesitaba ser pionero en algo. Socialmente, lo logró uniendo su nombre a Unicef: la solidaridad a través del balón le acerca a rincones impensables. Futbolísticamente, sólo podía hacerlo conquistando un triplete que ya lucía en las vitrinas del Manchester United, el PSV Eindovhen, el Ajax de Amsterdam y el Celtic de Glasgow.
Ni Madrid ni Valencia
Absoluto dominador en los inicios de la Copa de Europa la ganó sucesivamente de 1955, año de nacimiento del torneo continental, a 1960,el Madrid no había logrado nunca conquistar en la misma temporada el gran título europeo, Liga y Copa del Rey. Tampoco el Valencia, que se fue de vacío de las dos finales de Liga de Campeones que ha disputado en su historia. El triplete era, pues, el único reducto por conquistar, la marca que podía distinguir al Barcelona del resto de equipos españoles y, al tiempo, colocarlo en una plataforma continental que sólo ocupan otros cuatro equipos.
Unicef le distingue socialmente y el triplete, en lo futbolístico
Eso perseguía el club azulgrana desde que Joan Laporta asumió la presidencia y eso logró ayer el equipo dirigido por Pep Guardiola, después de que el de Frank Rijkaard, el entrenador del primer ciclo, se quedase a un paso en 2006. Con Ronaldinho como símbolo, aquel Barça vio cómo su rival ciudadano, el Espanyol, se llevaba la Copa a sus vitrinas, tras superar al Zaragoza, precisamente el equipo que, en una eliminatoria vibrante (4-5 en el global), había apeado a los azulgrana en cuartos.
La historia quedó aquel año pendiente de otra cita, a la que el Barça de Guardiola acudió ayer liberado de urgencias. A diferencia de 1992, ya no existía la angustiosa obligación de conquistar un título que el Milan ya había ganado cuatro veces (sumaría tres más). Ni la imperiosa necesidad de ampliar un palmarés solitario. Lejos de eso, en el Museu, ya lucían dos Copas de Europa y el grupo de Guardiola, en su primer año junto, ya había logrado otros dos grandes títulos.
No sólo eso. Lo habían hecho con una superioridad y un juego tan seductor que la Europa futbolística parecía deseosa de que este Barça certificase su reinado con el título continental y, de paso, apartase al Manchester de su segunda Champions consecutiva. El equipo de Ferguson logró su primer trébol en 1999. Ayer, aspiraba a colocarse en la senda del segundo. Se quedó con las ganas. Desde hoy, millones de visitantes inmortalizan la tercera joya de la corona en el Museu. D
Sin urgencias históricas, el grupo de Guardiola afirma su superioridad
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