Este artículo se publicó hace 14 años.
El terremoto en Chile causa 400 muertos y comienzan los saqueos
Por Mario Naranjo
Los equipos de rescate en Chile buscaban el domingo entre los escombros supervivientes de uno de los mayores terremotos de la historia, mientras desesperados chilenos saqueaban supermercados ante la falta de provisiones y las fuertes réplicas aún estremecían la tierra.
El número de muertos por el potente terremoto se elevó a más de 400, según dijo el domingo una fuente de la gubernamental Oficina Nacional de Emergencia (Onemi).
El terremoto de magnitud 8,8 sacudió el centro y sur de Chile la madrugada del sábado, derrumbó edificios completos y puentes, frenó la actividad económica del principal productor de cobre del mundo, y desató un tsunami que devastó localidades costeras.
En Concepción, la segunda ciudad del país y a unos 500 kilómetros de Santiago, los daños fueron graves y el terremoto destruyó casas y puentes. Sólo las llamas de los incendios iluminaron en la madrugada del domingo la noche cerrada.
Los alcaldes de los municipios damnificados denunciaron falta de ayuda y lentitud para enviar equipos de rescate y provisiones. En medio del caos, unas mil personas se lanzaron a saquear supermercados en la ciudad y algunos fueron repelidos por la policía con gases lacrimógenos.
"Yo busco comida, amigo, comida para mis hijos", dijo un hombre identificado como Pedro. Hombres, mujeres, ancianos y niños corrían del local comercial cargando leche, alimentos y hasta lavadoras. "Es para nuestros niños", aseguró una desesperada mujer a un canal de televisión.
Decenas de bomberos con picos, palas y perros trataban de rescatar supervivientes de entre los escombros de un edificio de 14 pisos que se desplomó durante el terremoto.
"Me dicen que se perdieron mis muebles, mi televisor, mi refrigerador. No me importa. Lo bueno es que mi familia está bien. Lo material se puede rescatar", dijo a Reuters Francisco Luna, de 42 años, en una calle de Concepción.
Centenares de personas acampaban en el centro de la ciudad, en tiendas improvisadas con cartones o sábanas. La ciudad no tiene servicios de agua y electricidad y los únicos vehículos que circulan son de la policía. Algunos deambulaban por Concepción empujando sus pertenencias en carritos.
En Santiago, donde el terremoto causó daños al aeropuerto, cortó rutas y rompió vidrios, muchos tampoco pudieron cerrar los ojos. Las fuertes réplicas del seísmo llevaron a cientos a tratar de dormir en colchones y sillas en las calles del centro.
Los olas gigantes que ocasionó el seísmo arrasaron con varias localidades costeras en Chile, como Constitución, donde responsables locales decían que temían más de un centenar de desaparecidos.
Los tsunamis también atravesaron el Pacífico y obligaron a evacuar poblaciones costeras en Japón, donde finalmente las olas no superaron los 10 centímetros. Rusia también estaba en alerta.
Las autoridades no dieron una cifra de desaparecidos e intentaban llegar a zonas rurales alejadas y pueblos de pescadores afectados por las altas mareas.
Sólo a comienzos de la próxima semana tendrán una idea clara de la magnitud de los daños provocados por el terremoto, que demolió hospitales, quebró puentes y dio la vuelta a los coches como si fueran de juguete.
ENORMES DAÑOS
Pero está claro que el coste sería alto para Chile, una de las economías más pujantes de América Latina.
La minería, una de las principales fuentes de ingresos del país, sobrevivió al terremoto y según el Gobierno no tendrá problemas para cumplir sus compromisos de exportación.
Escondida, la mayor mina de cobre del mundo, de BHP Billiton, funcionaba normalmente, según un líder sindical.
Y la estatal Codelco, el mayor productor de cobre del planeta, suspendió los trabajos en las minas El Teniente y Andina por falta de energía, pero los yacimientos no sufrieron daños graves y esperaban que entraran en funcionamiento el mismo domingo.
El seísmo afectó también las refinerías Aconcagua y Bío-Bío de la petrolera estatal ENAP, y en la capital las filas de automóviles crecieron frente a las estaciones de servicio abiertas, aunque ENAP descartó problemas de abastecimiento.
En Talcahuano, uno de los principales puertos del país cerca de Concepción, el tsunami arrancó varios barcos del agua y los dejó sobre los muelles.
Y en Santiago el aeropuerto internacional permanecía cerrado por daños en su torre de control y las comunicaciones telefónicas eran aún precarias el domingo.
A pesar de todo, el coste humano del terremoto -el quinto más fuerte de que se tenga memoria desde 1900 según el Servicio Geológico de Estados Unidos- fue muchísimo más bajo que el del que demolió en enero la capital de Haití.
Expertos dijeron que Chile, ubicado en una de las zonas más sísmicas del planeta, estaba mejor preparado.
Aún así, una decena de personas continuaban desaparecidas en Juan Fernández, una isla 600 kilómetros mar adentro donde un pueblo fue arrasado por las olas que entraron unos 300 metros.
El seísmo con epicentro cerca de Maule, 321 kilómetros al suroeste de Santiago, causó daños en hospitales en el sur del país y sembró el pánico en el vecino balneario de Viña del Mar, donde miles de chilenos disfrutaban el último fin de semana de las vacaciones de verano.
El presidente Barack Obama dijo que Estados Unidos estaba listo para ayudar a Chile. También Argentina, Bolivia, Perú y Venezuela ofrecieron una mano.
Bachelet declaró zonas de desastre las regiones de Maule, Bío-Bío, O'Higgins, Araucanía, Valparaíso y Metropolitana, que concentran el 80 por ciento de la población del país.
Chile, sobre la intersección de dos placas geológicas, ha sido barrido en el pasado por otros terremotos. Muchos recuerdan el seísmo de magnitud 9,6 que destrozó la ciudad de Valdivia en 1960, el mayor del que se tenga memoria en el mundo.
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