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The Drums, una máquina de 'hits' desde el dormitorio

El grupo revelación de 2010 publica un segundo álbum grabado en casa de su cantante

JESÚS MIGUEL MARCOS

Jeff Tweedy, líder de Wilco, decía en una entrevista hace años que no se creía los mensajes de alarma de la industria discográfica sobre la pérdida de calidad del sonido en los discos. 'No sabes las cosas que puede hacer un chaval con un ordenador y una buena tarjeta de sonido', comentaba. Tres chavales de Brooklyn ya le están dando la razón. The Drums, tras su explosivo debut en 2010, publican la próxima semana Portamento, un segundo disco grabado, producido y mezclado íntegramente en el apartamento de su cantante en Nueva York. 'Al sello le gustó y lo que grabamos en mi casa es lo que estás escuchando. Hay algo puro en esa forma de trabajar: la música va directamente de la banda al oyente, sin intermediarios', cuenta a Público desde Manhattan el cantante de la banda, Jonathan Pierce.

The Drums fueron tocados por la varita mágica de la revista New Musical Express (que los destacó como el grupo a seguir en 2010, cuando sólo tenían un EP) y la biblia online del indie, Pitchfork, por lo que su ascenso fue meteórico. Lo ilustra su cantante: 'Tres meses después de dar nuestro primer concierto, ya estábamos girando por todo el mundo'. Sin hacer nada nuevo, canciones adictivas como Let's go surfing o Best friend, su peculiar imagen de universitarios revoltosos y la teatralidad de Pierce (un huracán como frontman en directo) fueron suficiente para convertirse en el hype de la primavera 2010.

'Tres meses después de nuestro primer concierto, ya estábamos de gira por todo el mundo'

Pese a los ecos de Beach Boys y las guitarras con aire surf, The Drums sonaban bastante más británicos que americanos. La suma de las melodías vocales de The Smiths con las bases rítmicas marciales de Joy Division, multiplicada por la frescura arty de la new wave (los escoceses Orange Juice, en primer lugar) resolvía la ecuación de su sonido. Curiosamente, predominaban las guitarras, cuando sus dos miembros fundadores, Pierce y su amigo de la infancia Jacob Graham, venían de compartir devoción por la electrónica de Kraftwerk y de coleccionar sintetizadores analógicos de los sesenta y setenta. Es más: Graham prácticamente no sabía tocar la guitarra y se dedicaba a improvisar punteos.

En Portamento recuperan su pasión por los sonidos sintéticos y, al mismo tiempo, huyen del sonido reverberante que fue otra de las señas de identidad de su debut. 'Era algo muy natural para nosotros volver a los sintetizadores. Hemos pasado mucho tiempo buscando sonidos en ellos y así no tener que utilizar tanta reverb. En el primer disco, encontramos el sonido que buscábamos y luego le pusimos mucha reverb. Creo que sonaba genial, pero ahora queríamos reducir su efecto para que el sonido fuese más honesto', detalla el cantante.

Esa honestidad también se plasma en las letras, un giro de timón al que Pierce concede mucha importancia: 'Quería que las letras también fueran más honestas. Creo que el primer álbum tenía muchas ideas cinematográficas, mientras que en este he escrito sobre experiencias más personales. Todo el disco es más autobiográfico, más serio. Estaba convencido de que tenía que hablar sobre lo que tenía en la cabeza'.

'Los adultos parecen estar siempre obligados a mostrar su fuerza y ocultar su debilidad'

Un ejemplo es Please don't leave, donde el vocalista de The Drums se encuentra con las durezas y rugosidades de enfrentarse al mundo desde un punto de vista adulto. 'En la canción expreso lo niño que he sido en determinados momentos de mi vida y lo infantil que todavía soy en determinados aspectos. Los hombres adultos parecen estar siempre obligados a mostrar su fuerza y ocultar su debilidad, y estas canciones están escritas desde la más pura desesperación', confiesa Pierce.

Portamento esconde una colección de hits irresistibles. Por momentos parece más un Grandes Éxitos que un segundo disco. What you were es melódicamente impecable, Money (el primer single) desprende vibración y romanticismo, Days es un medio tiempo bañado en coros espectrales y con un estribillo contagioso, mientras que Searching for heaven parece una misteriosa plegaria sostenida únicamente por sintetizadores.

Las canciones de The Drums pierden elementos y ganan aire. Si antes intentaban introducir muchos arreglos en un espacio pequeño, ahora los instrumentos respiran y se expanden, gozando de un espacio propio. 'Lo más importante es que hemos dejado que la música fuera lo que exactamente tenía que ser. En el primer disco tenía ideas muy específicas de cómo quería que fueran las canciones y no hicimos nada fuera de eso. En Portamento ha sido distinto: nuestra actitud era más relajada, esperando que las canciones pidieran lo que necesitaban', explica Pierce.

El grupo inicia su gira mundial el 1 de septiembre en el Circo Price de Madrid, con lo que 'los madrileños serán los primeros en escuchar en directo las nuevas canciones', dice el cantante, que se confiesa 'entusiasta del pop', como lo demuestra su interés en la imagen que proyecta el grupo: 'Adoro las bandas que tienen un concepto pop, grupos como The Zombies o los mismos Beatles, que iban vestidos igual. Incluso en The Ramones el vestuario era importante. Hay mucha gente que piensa que es estúpido cuidar el peinado que llevas o la ropa que te pones, pero yo creo que es tomarte tu banda todavía más en serio'.

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