Este artículo se publicó hace 13 años.
Thorning-Schmidt hace historia con los peores resultados socialdemócratas
Helle Thorning-Schmidt pasará a la historia de la socialdemocracia danesa por una paradoja: la primera mujer en acceder al poder en Dinamarca ha cerrado una década de gobierno de derechas con los peores resultados de su partido en un siglo.
Pero la notable subida en votos de "rojiverdes" y "radicales", los dos partidos más pequeños del centroizquierda, ha permitido que el centroizquierda supere al bloque de derecha, a pesar de que el Partido Liberal ganó las elecciones.
La paradoja se completa con otro dato llamativo: Thorning-Schmidt está también lejos de encajar en la imagen tradicional del líder de su partido.
Thorning-Schmidt, de 44 años, no creció en un barrio obrero ni proviene de una familia socialdemócrata, sino que sus padres eran de clase media-alta y votaban a la derecha o al centro-derecha.
La pequeña de tres hermanos, que a los diez se fue a vivir con su madre tras el divorcio de sus progenitores, fue la primera de la familia en ser miembro del Partido Socialdemócrata.
"Lo reconozco sin problemas. No he nacido para ser socialdemócrata, lo he elegido yo misma", admitió una vez Thorning-Schmidt, quien no se afilió al partido hasta los 27 años, después de frecuentar con asiduidad los círculos socialdemócratas en Brujas (Bélgica), en cuyo Colegio Europeo realizó un máster.
Allí fue donde conoció a quien luego fue su marido, con el que tiene dos hijas: Stephen Kinnock, hijo de Neil Kinnock, el histórico líder del laborismo británico durante la época del "thatcherismo".
Una vez acabada su licenciatura en Ciencias Políticas, trabajó varios años en la oficina de los socialdemócratas daneses en Bruselas, antes de volver a Dinamarca para casarse y trabajar como consultora para el sindicato LO, el brazo derecho de la socialdemocracia en este país nórdico.
Pero se fue de nuevo de Dinamarca en 1999, cuando contra todo pronóstico logró el último escaño de su partido en el Parlamento Europeo, gracias al apoyo de la entonces eurocomisaria Ritt Bjerregaard, con quien años más tarde acabó enfrentada.
De esa época le viene el apodo de "Gucci-Helle", que le puso un compañero de partido por su gusto por la ropa de diseño.
Cumplida su etapa como eurodiputada, entró en la política danesa al ser elegida diputada en 2005, año en que el líder socialdemócrata Mogens Lykketoft fue derrotado por Anders Fogh Rasmussen.
La dimisión de Lykketoft dejó paso a unas primarias donde se esperaba que el ex ministro y portavoz parlamentario Frank Jensen no tendría rival, pero el ala derechista del partido la apoyó a ella, figura desconocida para el público y que se presentaba con un mensaje renovador y una frase rotunda: "Puedo derrotar a Rasmussen".
Con 38 años, se convirtió unos meses en fenómeno mediático, pero poco a poco se fue desinflando, y pagó su inexperiencia frente al experimentado primer ministro, que logró su tercer triunfo seguido.
Thorning-Schmidt aprendió la lección y mientras se curtía en el mundo parlamentario danés, cerraba heridas en el seno de su partido y firmaba un pacto con los socialistas sobre inmigración y política económica, arrastrando a su partido a la derecha, para acallar las críticas sobre la falta de unión de la oposición.
La marcha del carismático primer ministro Anders Fogh Rasmussen -que dejó el cargo a mitad de legislatura para asumir el mando de la OTAN-, el desgaste en el poder de los liberales, los efectos de la crisis económica y su indudable talento político han acabado haciendo el resto para llevarla al poder a Thorning-Schmidt.
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