Este artículo se publicó hace 17 años.
Tony Blair se convierte al catolicismo y pone fin a años de especulaciones
Tras años de conjeturas, el ex primer ministro británico Tony Blair, actual enviado especial del Cuarteto para Oriente Medio, se ha convertido al catolicismo, la misma religión que profesan su esposa, Cherie, y sus hijos.
Blair, conocido por sus fuertes creencias religiosas, abandonó el anglicanismo y fue acogido en su nueva fe por el primado católico de Inglaterra y Gales, el cardenal Cormac Murphy-O'Connor, en una misa celebrada anoche en la capilla de la residencia oficial del también arzobispo de Westminster, en el centro de Londres.
"Estoy muy contento de dar la bienvenida a Tony Blair a la Iglesia Católica. Durante mucho tiempo ha asistido como un fiel más a misa con su familia y en los últimos meses ha estado siguiendo un programa de formación" a fin de prepararse para este momento, afirmó hoy el cardenal en un comunicado.
Blair, que el pasado 27 de junio fue sustituido por Gordon Brown en la Jefatura del Gobierno británico, recibió la preparación doctrinal y espiritual de monseñor Mark O'Toole, secretario privado del arzobispo de Westminster.
El deseo de Blair, de 54 años, de convertirse a la fe católica ha sido un secreto a voces durante años, toda vez que el ex primer ministro ha asistido a misa de forma regular junto a su esposa y sus hijos.
Si no ocurrió durante sus diez años en el número 10 de Downing Street pudo deberse, según la prensa británica, a que ello habría creado un conflicto con la Iglesia Anglicana, ya que es el primer ministro quien elige a los obispos de esta confesión.
Aunque por ley no está prohibido que un primer ministro sea católico, ningún político de esa fe ha ocupado nunca la jefatura del Gobierno británico.
Tan sólo el rey (o la reina) de Inglaterra, como cabeza de la Iglesia Anglicana, y sus cónyuges no pueden ser católicos en virtud de una ley aprobada tras la llamada Gloriosa Revolución, que derrocó al último rey católico de este país, Jacobo II, en 1688.
Los rumores y conjeturas sobre la conversión de Blair al catolicismo se dispararon hacia el final de su mandato y marcaron su entrevista con el papa Benedicto XVI en junio pasado, pocos días antes de dejar el poder.
Según la prensa británica, Blair veía en esa visita una oportunidad perfecta para hacer ese anuncio histórico, pero fue disuadido por el primado católico de Inglaterra y Gales, que lo acompañó al Vaticano.
El cardenal Murphy-O'Connor hizo ver a Blair que sería poco sensato aprovechar una ocasión de tanta repercusión internacional para anunciar algo tan privado y le recomendó que esperara hasta dejar el poder, de acuerdo con una información publicada en noviembre pasado por el periódico "The Sunday Telegraph".
El ex primer ministro, reacio durante sus mandatos a hablar de sus creencias, admitió en un programa emitido recientemente por la BBC que tiene "una profunda fe religiosa" que le dio "fuerza" durante sus años en el poder.
Ya anteriormente Blair se echó encima a la oposición y a familiares de soldados muertos en Irak al afirmar que serán en el último extremo Dios y la historia los que tendrán que juzgar si acertó o no al decidir participar junto a Estados Unidos en la invasión de Irak, en marzo de 2003.
La decisión de Blair fue acogida hoy con malestar por algunos grupos católicos, que recordaron que, pese a sus simpatías religiosas, sus gobiernos aprobaron políticas opuestas a los principios de la Iglesia Católica, como las investigaciones con células madre y el derecho de los homosexuales a la adopción de niños.
Además, durante sus mandatos no se restringieron las leyes abortistas y el Reino Unido atacó a Irak en claro desafío a la postura del Vaticano.
Tanto el portavoz oficial de Blair como el 10 de Downing Street, despacho oficial del Primer Ministro británico, han rehusado hacer declaraciones al respecto, por considerar que se trata de un asunto privado.
La prensa británica destacó hoy que el anuncio de la esperada conversión de Blair al catolicismo se conoció el mismo día en que se hizo pública una carta suya al ex fiscal general en la que expresaba su preocupación por las conclusiones de una investigación anticorrupción sobre las relaciones entre BAE y Arabia Saudí.
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