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Tres años de cárcel para un okupa que golpeó a un mosso en una manifestación

La defensa alegó que el agente iba armado con un arma no reglamentaria

P.C.

La agresión a un Mosso d’Esquadra en una manifestación okupa celebrada en Barcelona el 19 de mayo de 2007 le costará a Alfonso H. C. tres años de cárcel y 4.000 euros de indemnización.

El juez no sólo considera probado que es el autor del puñetazo que partió la nariz al agente, sino que desestima como atenuante el hecho que el Mosso fuera armado con un kubotán (un pequeño punzón no reglamentario por entonces y prohibido en la actualidad), como solicitaba la defensa del joven.

Los hechos ocurrieron en el transcurso de una marcha a favor de “los espacios liberados”, convocada por okupas de Barcelona. La manifestación se saldó con más de ocho cargas policiales, y con agentes y manifestantes heridos. En una de las refriegas entre unos y otros, el chico, encapuchado, se habría acercado al agente para propinarle un golpe. El policía sufrió una fractura abierta de los huesos nasales.

Tras ser golpeado, el agente cayó el suelo y los testigos vieron que sostenía en su mano un kubotán. Este instante marcaría el inicio de una polémica política, puesto que la opinión pública no conocía que los Mossos utilizaban este tipo de armas.

El kubotán es un punzón de origen oriental, utilizado por la Brigada Móvil (los antidisturbios) para reducir e inmovilizar personas. El instrumento se utilizaba sin que existiese reglamento alguno que lo autorizara, por lo que el departamento de Interior decidió abrir un debate para calibrar su idoneidad. En 2008 Interior zanjó la polémica con dos instrucciones que, además de prohibir su uso, detallan qué armas pueden usar los agentes y cuales no.

El uso “ilegítimo” del punzón estaba en la base de la defensa del abogado del condenado. Éste arguyó que el uso de una arma antirreglamentaria “deslegitima” la actuación del agente y pidió por ello que no se aplicara el delito de agresión a la autoridad.

Pero la sentencia rechaza este argumento y precisa que, aunque el agente hubiese utilizado el kubotán –no lo considera probado–, se trataría sólo de una infracción leve, y añade que en cualquier caso esto no elimina su condición de agente de policía.

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