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Los tres días del secuestro de Andrea

Detenidos en Alicante dos hermanos ex militares por raptar a una joven.

Exigían un rescate de 300.000 euros. Lo habían intentado cuatro días antes

Ó. LÓPEZ-FONSECA

'Tenga preparados 300.000 euros en billetes de 50 euros. Como llame a la Policía se estropeará todo'. Los auotres de este mensaje, dos hermanos ex militares, fueron detenidos en la madrugada del pasado jueves por la POlicía acusados del secuestro de una joven de 19 años a cuya familia habían pedido unr escate de 300.000 euros. Uno de los detenidos, ex legionario, había trabajado en la empresa de mensajería de la que era

Los hechos ocurrieron al mediodía del pasado miércoles, cuando la víctima, Andrea Aparicio, de 19 años, encontró la rueda de su vehículo rajada. Ante la imposibilidad de mover el coche, la joven llamó a su madre para que fuera a recogerla. Sin embargo, cuando ésta llegó, su hija ya no estaba. En ese momento, la mujer recibió una llamada de su compañero sentimental y director de SEUR en Alicante, Ramón Mayo, en el que informaba que acababa de recibir una llamada de Andrea en la que esta le informaba que había sido secuestrado y su posterior conversación con uno de los delincuentes.

En los días siguientes, le directivo recibió media docena de llamadas en la que los secuestradores le presionaban para que consiguiera el dinero. En una de llas, Ramón les informó que sólo había conseguido 74.000 euros, cantidad con la que se conformaron los secuestradores que fijaron la entrega para la medianoche del miércoles en un lugar a las afueras de Alicante.

Ese día, y después de que los secuestradores cambiaran el lugar de la entrega en tres ocasiones, la familia llevó el dinero a la rotonda de un polígono industrial y lo dejaron junto a una farola. Tras unos minutos de espera, la Policía vio como un individuo en bicicleta pasaba por el lugar sin detenerse y al poco tiempo volvía y recogía la bolsa.

En ese momento, la Policía lo deteniçía. El secuestrador se negó a dar la localización de las chicas, pero la impaciencia de su hermano, que le telefoneó cerca de quince veces terminó. Sobre las cuatro de la mañana, uno de los policías de la Sección de Secuestros y Extorsiones de la UDEV respondió al teléfono y, tras cerca de quince minutos delo que fuentes policiales califican 'tensa conversación' con el segundo secuestrador, consiguió que éste sacara a la joven del zulo en el monte en el que la habían mantenido eido y la llevara junto a una cabina. 'Han detenido a uno de la organización y, por ello, debería pegarte un tiro, pero he decidio dejarte en libertad'.

Poco después, el segundo secuestrador era detenido en una cabina de telefónos de Aklicante no muy lejana de la comisaría de la ciudad.

Con los ojos vendados y en un agujero de cuatro metros cuadrados excavado en una montaña cercana a Alicante. Así permaneció Andrea P. durante los tres días que duró su secuestro a manos de dos hermanos ex militares. Policías de la Sección de Secuestros y Extorsiones de la UDEV pusieron fin a su pesadilla en la madrugada del jueves, tras detener a uno de los delincuentes cuando iba a recoger el rescate y convencer al segundo, en una tensa conversación telefónica, de que pusiera en libertad a la víctima. Poco después, éste era también capturado.

La joven había sido raptado el lunes anterior, después de que los delincuentes, que la había sometido a vigilancias previas y lo habían intentado sin éxito cuatro días antes, consiguieran subirla a la fuerza a un coche tras rajar las ruedas del vehículo de la víctima. Al poco, la obligaban a telefonear a la pareja de su madre, Ramón M., propietario de SEUR en Alicante, para que le dijera que había sido raptada. En la misma llamada, los secuestradores pusieron las primeras condiciones: el pago de 300.000 euros en billetes de 50 euros y que no avisara a la Policía.

En los días posteriores, el padrastro recibió media docena de llamadas en las que los delincuentes le presionaban para que consiguiera el dinero. En una de ellas, Ramón les dijo que sólo había logrado reunir 74.000 euros. Los secuestradores se conformaron y fijaron la entrega del rescate para la medianoche del miércoles.

Ese día, y después de que los ex militares comunicaran por teléfono hasta tres cambios del lugar de entrega, un miembro de la familia depositó la bolsa con el dinero junto a la farola de un polígono a las afueras de la ciudad levantina. Minutos después, un individuo en bicicleta pasaba por el lugar sin detenerse. Al poco tiempo, volvía y recogía la bolsa. En ese momento, era detenido el que resultó ser un ex legionario que había sido repartidor de la empresa del padrastro de la víctima.

El secuestrador se negó a revelar dónde estaba retenida la chica, mientras su teléfono móvil sonaba una y otra vez. Era su hermano, impaciente por saber si había recogido el dinero. Finalmente, uno de los policías respondió al teléfono y, tras doce minutos de tensa conversación, consiguió convencer al delincuente de que soltara a la joven. Antes de hacerlo, el ex militar, que un mes antes había terminado de cumplir una condena por matar a su mujer, amenazó a la joven: 'Han detenido a uno de la organización y, por ello, debería pegarte un tiro, pero he decidido dejarte libre'.

A las cuatro de la madrugada, dejaba a la víctima junto a una cabina y emprendía una huida a la que la Policía pone fin en otra cabina, esta situada cerca de la comisaría de Alicante. A los dos detenidos se les acusa también de haber robado el 27 de junio a punta de subfusil el vehículo a una pareja y el dinero a varias prostitutas. Las llaves del coche aparecieron en el zulo donde estuvo Andrea.

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