Unas 3.000 personas, según la Asociación Provincial de Hostelería, se sentaron hoy alrededor de la muralla romana de Lugo para participar en el Comilonum (comida romana al aire libre), en el que fue uno de los últimos actos de la programación de Arde Lucus con la que la ciudad rememora su pasado como antigua capital de la 'Gallaecia'.

Doce restaurantes, con el apoyo de la concejalía de Juventud y la Asociación de Hosteleros, fueron los encargados de asar unos 1.500 kilos de cordero y transformar en albóndigas 500 kilos de sepia, además de repartir casi 100 kilos de uvas y 3.000 raciones de tarta de almendra.

Todas estas viandas estuvieron regadas por unos 1.000 litros de vino (Mencía), aguardiente -blanca y de hierbas-, licores y el acompañamiento de unos 6.000 panecillos de pasas.

De esta forma, el perímetro exterior de la muralla romana (2,6 kilómetros) se vio rodeado de mesas y la ronda que bordea el monumento Patrimonio de la Humanidad se olvidó por unas horas de los atascos de tráfico y monóxido de carbono que desprende para convertirse en un improvisado restaurante.

Abundaron los trajes de la época y custodiaron el evento la "Cohors III-Lucensium", una unidad caracterizada al modo del ejército imperial romano que transmitió novedades al 'César' cuando pasaron por la zona de autoridades, donde se encontraban, entre otros, el conselleiro de Industria, Fernando Blanco.

El presidente de los hosteleros, José Francisco Real, catalogó el evento gastronómico como "un éxito", aunque meditan trasladarlo a otra época del año sin que coincida necesariamente con la celebración de 'Arde Lucus'.

"La fiesta de Arde Lucus tiene de por sí suficiente atractivo y no necesita de Comilonum, por lo que igual nos planteamos pasarlo a otra fecha y hacerlo por la noche", precisó.