Este artículo se publicó hace 14 años.
El triángulo de la banca y el secreto de Trichet
Por qué tenían razón los que decían que comprase deuda
El Banco Central Europeo (BCE) tiene el corazón partido. Se debate entre hacer lo que tiene que hacer, como muchos políticos y analistas le han dicho (comprar deuda pública para que dejen de especular con ella), o seguir con su perfil puritano, fiel a sus estatutos (que le prohíben financiar a los estados y le exigen seguir como único faro la inflación, no el crecimiento). Afortunadamente para países como España, hace tiempo que el BCE no es virgen, y desde ayer, además, es probable que haya vuelto al mercado.
Ya probó en mayo lo de comprar deuda pública en el mercado secundario (títulos ya emitidos), espantando a los especuladores, reduciendo la rentabilidad exigida (y con ello los impuestos que tendrán que pagar los ciudadanos) y aliviando las tensiones sobre el euro. De nuevo ahora era lo que había que hacer, como dijeron voces de la política como Felipe González y José Antonio Alonso.
El BCE lo sabía, aunque cuando vuelva a casa le diga a papá Bundesbank y mamá Merkel que no ha hecho nada prohibido. La V que dibujaron las bolsas, el euro, el precio de los bonos, en el breve tiempo entre el mensaje de Trichet que decía no compro y el momento en que se intuyó que hacía lo contrario, hablan por sí solos.
"El BCE está incumpliendo su propio tratado, porque no puede financiar a los gobiernos, pero si no lo hace, da pie a los especuladores a que ataquen", comenta Juan Torres, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga. "Tiene que dejar de actuar por lo bajinis, negociar con los gobiernos" su intervención en el mercado de deuda para acabar con una situación en la que, por enésima vez, es la banca la que gana.
Y gana por medio de la "triangulación", como lo llama Alberto Montero, catedrático de Economía Aplicada también de la Universidad de Málaga. Esta viene provocada por la forma indirecta de financiar a los estados elegida por el BCE, que utiliza como canal a los bancos en lugar de comprar la deuda cuando se emite, por si así se nota menos. "El BCE está financiando a los bancos al 1,75% con la barra libre de liquidez. Estos compran en el mercado deuda soberana, española por ejemplo, a la que se le exige una rentabilidad del 5%. Cuanto más aumenta la rentabilidad respecto al tipo fijo al que los bancos consiguen dinero del BCE para comprarlos, más ganan", explica. Torres añade que, "como la banca compra especulando, encarece la deuda, pone en aprietos a los gobiernos y los obliga a constantes medidas de ajuste, como las presentadas por España".
"Los bancos ganan dinero y luego se aseguran el pago de las deudas con los rescates" que pagarán todos los europeos. Al fin y al cabo, recuerda Torres, "la deuda es el negocio de la banca".
Para Miren Etxezarreta, catedrática emérita de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, "que compre el BCE es importante porque es una garantía de que la Unión Europea no va a dejar que se hunda la deuda de los países afectados", lo que evita el riesgo de contagio y la especulación.
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