Este artículo se publicó hace 16 años.
El Tribunal Supremo ordena investigar las normas de segregación sexual en los autobuses israelíes
El Tribunal Supremo israelí ordenó al Ministerio de Transportes investigar las normas que rigen en los autobuses que sirven a la comunidad ortodoxa, en los que se segrega a las mujeres de los hombres, para corregir esa discriminación.
Los jueces atendieron las demandas del Centro por el Pluralismo Judío y de mujeres que fueron humilladas, insultadas, y en algunos casos amenazadas físicamente, al subir a esos autobuses y negarse a tomar asiento en las filas de atrás pues en las de adelante sólo pueden viajar los hombres, indica hoy el diario Yediot Aharonot.
"Aunque esas líneas de autobuses para los religiosos ortodoxos están autorizadas, las restricciones en la vestimenta y separación de género no pueden ser impuestas a las personas que se oponen a ellas", según el fallo de los magistrados.
Las mujeres que se nieguen a cumplir las normas, tratándose de autobuses de línea, no están obligadas a seguir esas exigencias de la ortodoxia, a menos que lo hagan voluntariamente.
"Es inconcebible que el conductor del autobús no permita subir al vehículo a una mujer porque lleva pantalones", indicó uno de los jueces, Elyakim Rubensyein.
Los autobuses "kósher", como se los conoce popularmente, sirven a los integristas por un acuerdo con la cooperativa de transportes Egged, que tiene el monopolio en casi todo el país, y gozan de subvenciones del Estado para cubrir zonas poco pobladas.
Los jueces dicen en su fallo que una solución para evitar los enfrentamientos entre los ortodoxos y quienes se niegan a observar la segregación entre varones y mujeres, es "educar a los conductores de los autobuses para que defiendan a los pasajeros, o bien que sean designados para ser empleados exclusivamente por los integristas.
En la actualidad, 95 de esos autobuses prestan servicios a los ortodoxos aunque, en principio, cualquier persona puede viajar en ellos si bien se expone a un rechazo si se rebela contra esas normas.
Asimismo, durante el debate, los jueces criticaron a las instituciones gubernamentales que concertaron ese arreglo a favor de la minoría ortodoxa, primero en las localidades de Jerusalén y Bnai Brak, donde residen sus principales concentraciones, y desde los últimos meses en otras ciudades y pueblos.
Entre los querellantes se encuentra la escritora Naomi Ragen, que hace un año denunció haber sido "humillada, insultada y amenazada físicamente" por no respetar la segregación y sentarse en las filas de asientos delanteros reservados a los hombres.
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