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Trichet quiere un superministro de Finanzas

Reclama poder de veto europeo a políticas nacionales irresponsables

DANIEL BASTEIRO

Es posiblemente el único de entre los grandes dirigentes de la zona euro cuya credibilidad ha sobrevivido a la crisis. Ayer, Jean-Claude Trichet se permitió abandonar su habitual discreción pública, la clave de su gestión al frente del BCE, para dar un par de consejos. Los gobiernos de la zona euro deberían ceder a las instituciones europeas 'poder de decisión mucho más profundo y autoritario en el diseño de las políticas económicas' de países que hayan puesto en el pasado en riesgo la estabilidad de la moneda única. Trichet, que pronunció estas palabras en la gala del Premio Carlomagno, que este año le fue concedido, no mentó a ningún país en concreto. Sin embargo, el único al que podía referirse es Grecia, al que los líderes de la zona euro llevan semanas exigiendo que venda parte de sus propiedades y activos públicos estratégicos, a cambio de recibir una segunda lluvia de millones que evite su bancarrota en cuestión de semanas.

Según Trichet, la crisis del euro ha hecho comprender a sus dirigentes que el concepto de soberanía ha cambiado y que 'los países no tienen de facto autoridad interna por completo'. Para ejercer la parte de soberanía europea, el presidente saliente del BCE aseguró que es necesario crear la figura de un super ministro de Economía de la 'confederación de Estados' en la que se convertirá la Unión Europea. Entre sus funciones, combinadas con las del resto de instituciones, deberían estar ejercer la capacidad de 'veto a algunas decisiones nacionales', la 'supervisión de políticas fiscales y de competitividad', el control de las políticas financieras y la representación de todos los países en los foros internacionales.

El BCE suaviza su oposición a que la banca participe en el rescate de Grecia

Trichet dejará la presidencia del BCE en octubre, cuando el ahora gobernador del Banco de Italia, Mario Draghi, ocupe su despacho en Fráncfort. Para entonces, confía en haber dejado encarrilada la solución a los problemas de Grecia. Coincidiendo con el discurso, su número dos en la institución, Vitor Constancio, suavizó la oposición total del BCE a que los bancos privados participen en el segundo rescate, manteniendo su exposición a la deuda griega o renegociando sus contratos actuales para retrasar la devolución del dinero adeudado. Esa posibilidad es defendida por Alemania, muy reacia a que el segundo rescate de Grecia, que podría ascender hasta los 60.000 millones de euros, esté compuesto sólo de préstamos de los países del euro.

Tras cuatro semanas de negociaciones, los técnicos del BCE, la Comisión y el FMI han logrado un borrador de acuerdo con las autoridades griegas. Esta tarde será discutido en Luxemburgo por el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, y el primer ministro heleno, Yorgos Papandreu.

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