Este artículo se publicó hace 15 años.
El tripartito muestra escepticismo ante la remodelación
Valoran bien el "perfil alto" de Chaves pero les preocupa la trayectoria de Salgado
El gobierno catalán y los partidos que le sustentan se mostraron ayer "escépticos" con los cambios que Zapatero hará en su Ejecutivo. En una escala que osciló de la esperanza del PSC a las críticas de ERC, fuera de micro todos dudaban de cómo se resolverán con el nuevo Gobierno los temas urgentes de la agenda catalana: la financiación autonómica, el despliegue del Estatut, el traspaso de Cercanías y la participación en la gestión de El Prat. Unos asuntos que dependen de Economía, Administraciones Públicas y Fomento pero también de Zapatero, "que tiene la palabra final".
Fuentes del Govern explicaron que, pese a los interrogantes, los cambios son también una oportunidad después de un primer año de legislatura de "bloqueo". "Si hay salidas satisfactorias con los nuevos ministros y vicepresidentes será fácil que Zapatero cuente con ERC e ICV-IU hasta final de legislatura", señalaban.
Sobre Manuel Chaves anidaban en los dirigentes del tripartito sensaciones contradictorias. Por una parte había satisfacción por el "alto rango" que con su perfil y el cargo de vicepresidente da Zapatero al tema territorial. "Era lógica una decisión así porque la pasada legislatura se aprobaron los Estatutos y ahora toca desplegarlos", explicaba un dirigente del PSC. Su portavoz, Miquel Iceta, admitía que se ha "echado en falta" interlocución política potente en temas autonómicos. Las fuentes consultadas ponen en el haber de Chaves su trayectoria y "sensibilidad" como presidente autonómico. Pero en su debe sitúan que no fue precisamente "un entusiasta" del Estatut que ahora deberá desplegar.
Peor es el juicio que se emite sobre Salgado, que como ministra no ha conseguido hacer realidad "ningún traspaso importante" del texto. Hay inquietud por la negociación de la financiación, ya avanzada entre Castells y Solbes, que mantenían buena sintonía pese a que el acuerdo lleva meses de retraso. En todo caso, se hacía votos porque "el equipo no cambie".
Blanco, de quien se valora su talante, se lleva la mejor parte, aunque sólo fuera por contraposición a Álvarez, "que ni se habla con su homólogo el conseller Nadal". Su cese alivió al tripartito.
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