Las tropas del régimen sirio bombardearon hoy la ciudad de Homs, bastión opositor ubicado en el centro del país, a pesar del alto el fuego en vigor, informó a Efe la red de activistas opositora siria Sham.

Los bombardeos están cayendo sobre la ciudad de manera más intensa que en los días previos, dijo su coordinador, Yafar al Jeir.

El también opositor Observatorio sirio de Derechos Humanos explicó, por su parte, que se escucharon fuertes tiroteos y explosiones cada cierto tiempo en el barrio de Hamidiya, si bien no precisó si hubo víctimas.

Además, las fuerzas sirias dispararon y llevaron a cabo campañas de detenciones en la localidad de Anjel, en la provincia meridional de Deraa, mientras que se escucharon explosiones en la ciudad de Duma, en los alrededores de Damasco, agregó el Observatorio en un comunicado.

Esta nueva jornada de violencia tiene lugar después de que ayer los rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS) pidieran la formación de una alianza militar de sus países aliados que intervenga de forma puntual en Siria, ante la negativa del régimen sirio de cumplir con el cese de las hostilidades.

Reunidos en París, los países "Amigos de Siria" celebraron ayer una reunión ministerial para analizar el cumplimiento de la tregua por todas las partes y decidir las próximas medidas de presión.

Mientras tanto, continúa en Siria la misión de observadores de la ONU, encargada de verificar el cumplimiento del plan de paz del mediador internacional Kofi Annan, que incluye el fin de la violencia, el repliegue militar de las ciudades y el inicio de un diálogo político, entre otros puntos.

La ONU y Damasco firmaron ayer el acuerdo que sentará las bases para el despliegue de hasta 300 cascos azules que supervisarán el alto el fuego en el país, en vigor desde la semana pasada.

Desde entonces, se ha reducido la violencia pero esta no ha desaparecido de forma completa, en un clima de continuas acusaciones entre ambas partes.

Desde que comenzaron las protestas contra el régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, en marzo de 2011, más de 9.000 personas han muerto, 200.000 se han visto desplazadas a otros lugares del interior del país, y unas 30.000 se han refugiado en los estados limítrofes, según datos de la ONU.