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Turistas y residentes occidentales comienzan a abandonar Mali por inseguridad

EFE

Turistas y residentes occidentales en Mali, en su mayoría franceses, han comenzado a abandonar el país por miedo a un estallido de violencia tras el golpe de estado que el pasado 22 de marzo derrocó al presidente, Amadou Toumani Touré.

Al menos medio centenar de extranjeros residentes en Mali se encontraban esta tarde en el aeropuerto internacional de Bamako en busca de un vuelo hacia cualquier destino fuera del país.

"Me voy porque esto ya no es seguro", dijo a Efe un ciudadano francés que se identificó como Eric, un profesional de la hostelería que vivía desde hacía dos años en la ciudad de Mopti, 635 kilómetros al noreste de la capital.

Eric comentó que esta localidad turística "se ha vuelto peligrosa. Este golpe de estado lo ha estropeado todo, todo está en el aire, es una vergüenza", aseguró.

Durante la asonada, protagonizada el pasado jueves por el denominado Comité Nacional para el Restablecimiento de la Democracia y la Restauración del Estado (CNRDRE), dirigido por el capitán Amadou Haye Sanogo, se suspendieron los vuelos y no se reanudaron hasta el miércoles.

Este viernes han operado las líneas aéreas francesas, la marroquí y la turca, además de la maliense, según confirmó a Efe un funcionario del aeropuerto, quien subrayo que la mayoría de los extranjeros residentes que han abandonado el país son galos.

El funcionario agregó que es difícil encontrar plaza en los aviones porque vuelan llenos.

Tatumata, una maliense residente en Francia, también se ha desplazado al aeropuerto para intentar abandonar el país con sus hijos.

"Llegué llena de alegría y vuelvo alarmada con mis hijos traumatizados por la locura de este golpe de Estado", comentó asustada.

Un trabajador del aeropuerto, que se identifica como Mamadu, se hizo eco, asimismo, del sentimiento xenófobo contra los extranjeros de raza blanca que ha comenzado a brotar en algunos habitantes del país, especialmente en aquellos que apoyan el golpe.

"Después de la inseguridad que provocó la huida de los turistas, ahora el golpe ha agravado el sentimiento anti occidental", indicó Mamadu, en referencia a que los simpatizantes de los golpistas han arremetido contra la Unión Europea y Estados Unidos por sus condenas a la junta militar.

El secuestro de varios ciudadanos extranjeros en el norte del país el año pasado, así como el levantamiento independentista tuareg el 17 de enero, ya provocó la huida de muchos turistas occidentales

Las embajadas ya intensificaron entonces sus advertencias sobre la inseguridad en ciertas zonas del país.

La asonada contra el Touré ha concitado, igualmente, la repulsa de la mayoría de los países africanos y de las organizaciones regionales, que han suspendido a Mali de membresía y han exigido a los golpistas que devuelvan la normalidad democrática.

El jueves, la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) dio un ultimátum de 72 horas a la junta militar golpista de Mali para devolver el poder a Touré y le advirtió que de no hacerlo serían impuestas sanciones diplomáticas y económicas.

En concreto, el bloque amenazó con retirar a sus embajadores en Mali) y congelar los activos de la junta militar, además de interrumpir el envío de fondos del CEDEAO.

La Comunidad Económica, que suspendió esta semana a Mali como miembro de la organización, también amenazó a los golpistas con el cierre de fronteras de los países miembros y la prohibición de que los integrantes de la junta militar puedan viajar por la región.

En medio de esta tensión, los combates entre fuerzas regulares y grupos tuareg prosiguieron este viernes en el norte del país, donde los rebeldes Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA) consiguieron hacerse con el control de la localidad septentrional de Kidal.

Horas después, la Junta Militar admitió la pérdida de sus bases en la zona y expresó su preocupación por la situación que vive esta región.

En una rueda de prensa celebrada en Bamako, Sanogo pidió a sus "hermanos y socios" que se impliquen más para encontrar una solución al conflicto tuareg, que ha causado alrededor de 200.000 refugiados y desplazados y numerosos muertos, además de un malestar en el seno del Ejército que desembocó en la asonada.

En su intervención, el capitán presentó sus disculpas a la CEDEAO, que el jueves canceló una reunión que tenía prevista con el cabecilla militar, después de que simpatizantes del golpe ocuparan el aeropuerto de Bamako impidiendo que las delegaciones aterrizaran, y prometió emprender contactos.

Idrissa Diakité

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