Este artículo se publicó hace 15 años.
El Vaticano conmemora al jesuita Matteo Ricci, evangelizador de China en 1600
El Vaticano conmemora desde hoy la figura de Matteo Ricci, el jesuita italiano que viajó a Pekín en el siglo XVII para evangelizar China, con una exposición que repasa sus viajes y su labor cultural en Oriente, como inicio de los actos del cuarto centenario de su muerte, que se cumplirá en 2010.
Con el nombre "En la cima de la historia. Padre Matteo Ricchi (1552-1610), entre Roma y Pekín", la exposición pretende ser un recorrido por la vida y los tiempos de este sacerdote, viajero, traductor, matemático y cartógrafo italiano.
Nacido en 1552 en Macerata (centro de la costa adriática italiana), viajó a la India a los 26 años a bordo de un galeón portugués, para nunca más volver a Europa.
Vivió en Goa (India), Macao y Nankín (ambas en China), hasta que, en 1601, las autoridades mandarinas le permitieron entrar en su capital, Pekín, junto a sus dos más estrechos colaboradores: el español Diego de Pantoja y el italiano Lazzaro Cattaneo.
La exposición sigue todo este viaje con minuciosidad, ilustrando sus primeros años, en Europa, con retratos de los papas y los santos que marcaron la época, como Pío V, Gregorio XIII, Sixto V, San Francesco Saverio o San Ignacio de Loyola, además de varios que representan al propio Ricci.
En esta parte de la muestra también pueden verse objetos e instrumentos científicos que impulsaron el interés científico de Ricci en su juventud, algo que años más tarde le abriría las puertas de la Ciudad Prohibida de la dinastía Ming, que le consideraba como un "sabio" occidental.
El resto de la exposición está dedicado a la China del siglo XVII, cuando Ricci la visitó, y a la labor científica, literaria y religiosa emprendida por el jesuita.
Budas, altares, pinturas, platos y estatuillas de cerámica ilustran el arte chino a la llegada de Ricci al país asiático, así como una gran maqueta con varios templos, que muestran la arquitectura del período.
También pueden verse numerosos textos autógrafos del sacerdote y estudioso italiano, así como distintas ediciones de los libros que publicó en chino y que le hicieron famoso en la corte de los Ming: "Sumario de la doctrina cristiana", "Sobre la amistad", "Veinticinco sentencias morales", la traducción de la "Geometría" de Euclides y, sobre todo, el "Mapamundi chino".
Asimismo, se exhibe el borrador de una carta, redactada por Ricci, que el papa Sixto V hubiera debido enviar al emperador chino Wan Lí, aunque finalmente nunca se mandó, y que se conserva en la Biblioteca Nacional de París.
Finalmente, la exposición hace un repaso, a través del arte cristiano chino, de la influencia que el evangelizador tuvo en la corte de Pekín, donde consiguió convertir a varios altos funcionarios chinos y a unas 3.000 personas en total.
Así, pueden verse una tela que representa a la Virgen María con la corona tradicional de la emperatriz china y una pintura en la que un Jesús de rasgos mongoles juega con niños chinos.
En 1610, después de haber convertido al antes de que se completara la primera iglesia cristiana en Pekín que él mismo inició, Ricci falleció y fue enterrado dentro de la ciudad, siendo el primer occidental inhumado en territorio chino.
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