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"Nos vemos en el Bernabéu"

Etoo regresó ovacionado y se despidió deseando la final entre el Inter y el Barça

RUT VILAR

El Camp Nou fue ayer una fiesta. Sobre el césped, los jugadores que dirige Pep Guardiola cumplieron con creces con su trabajo. Como había prometido en la víspera del encuentro el técnico. En la grada, la hinchada, orgullosa de su equipo, alcanzó el clímax antes de que los futbolistas del conjunto catalán empezaran con su exhibición de encaje de bolillos.

Unos y otros llegaron al campo con el partido en la cabeza. No se les escapó ni un detalle. El equipo parecía haber jugado ya el encuentro en el hotel de concentración. El público sorprendió por maduro.

Cuando el mítico speaker del Camp Nou, Manel Vic, pronunció el nombre de Samuel Etoo por la megafonía del estadio, hubo ovación cerrada en la grada. Probablemente, sincera, aunque sonó artificial. Quizá de tanto hablar de ese momento, cuando se dio, la reacción de la hinchada adoleció de falta de naturalidad.

El camerunés respondió al aplauso general alzando los brazos, como si quisiera abarcar a todos los culés allí presentes. Antes, en el túnel de vestuarios, había repartido abrazos de verdad a diestro y siniestro. Al delegado azulgrana, Carlos Naval, incluso le regaló el jersey del chándal interista con el que hizo el calentamiento.

'Les digo muchas gracias, de corazón', espetó Etoo tras el partido. 'Enhorabuena al Barça. Ahora el objetivo es llegar los dos al Bernabéu', añadió el camerunés pensando ya en la final de la Liga de Campeones. Luego, reveló: 'Me sentí muy raro cambiándome en el vestuario visitante'. Besó a Piqué y se fue hacia la caseta. En la grada, ondeaban una docena de cariñosas pancartas dedicadas al delantero africano.

'Etoo, nunca te olvidaremos', 'Bienvenido a casa, Samuel', 'Etoo, te queremos', rezaban algunas. Pero silbó Busacca y los aplausos se transformaron en pitos cada vez que tocaba el balón el ariete del Inter, que no fue en demasiadas ocasiones.

Seguramente, su enfado con Puyol, justo antes del descanso por un supuesto codazo del capitán azulgrana, no fue más que frustración. Sus números ayer: tres fueras de juego y dos faltas recibidas. Ningún disparo, ni entre los tres palos, ni fuera.

Y es que lo más que tocó las narices el Inter al Barça fue al pedirle el cambio de campo tras el sorteo inicial. Incluso Mourinho reconoció la superioridad blaugrana: 'El Barça me ha parecido espectacular, el Barcelona tiene una estructura de juego desde hace mucho tiempo, obviamente Pedrito no es Messi... en la primera parte sólo ha habido un equipo. Una victoria sin discusión'.

En los últimos minutos, una parte de la grada se arrancó con cánticos de homenaje hacia el camerunés, pero no hubo quórum. Sí lo hubo en cambio cuando Guardiola cambió a Pedrito, Iniesta y Abidal, que ayer jugó 89 minutos tras superar una lesión muscular en tiempo récord y también la gripe A. Milagro.

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