Este artículo se publicó hace 14 años.
Vence el ultimátum para que el Gobierno de Tailandia disuelva el Parlamento
Ha vencido el plazo del ultimátum para que el Gobierno de Tailandia disuelva el Parlamento y convoque elecciones, como exigen unos 100.000 opositores que desde hace más de 24 horas tienen tomadas partes de Bangkok.
Los 50.000 soldados y policías que vigilan a los manifestantes no se han movido para disolver la protesta, mientras que la marea de opositores, que cubre varios kilómetros en Bangkok, sigue con su ambiente festivo, cantando y tocando la bocina, como si ya hubiesen ganado.
"Nuestro objetivo es resolver los problemas del país y por lo tanto afirmamos que no habrá disolución del Parlamento y el Gobierno seguirá trabajando en beneficio de la nación", indicó el primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, del Partido Demócrata.
Subrayó que su Ejecutivo fue formado de forma democrática y acusó de antidemocráticas las exigencias de los "camisas rojas", como se conoce al Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, partidario del primer ministro depuesto y exiliado, Thaksin Shinawatra.
Vejjajiva denunció que los organizadores de las movilizaciones han usado grabaciones manipuladas para hacer creer a los tailandeses que el Gobierno había ordenado usar la fuerza contra ellos.
El primer ministro reiteró que no usarán la fuerza y que la aplicación de la Ley de Seguridad Interna en la capital y siete provincias aledañas sólo persigue garantizar el orden.
La disposición permite sacar al Ejército a la calle, disolver asambleas públicas y detener personas durante un tiempo mayor al habitual, entre otras cosas.
Uno de los líderes de la protesta, Jatuporn Promphan, amenazó con asediar con 2.000 manifestantes la sede principal del Partido Demócrata si no cesan las "acusaciones falsas" contra ellos, en respuesta a los comentarios de las autoridades.
Los manifestantes llevan desde haces unas horas una lenta marcha hacia el cuartel general en el que se encuentra Vejjajiva entre fuertes medidas de seguridad, para exigirle que cumpla con sus exigencias.
El Ejército ha enviado refuerzos a la capital para evitar perder el control de la situación y la Policía ha extremado las precauciones, con 60 agentes desplegados en las distintas entradas del edificio, una barricada y dos furgones para detener a los sospechosos.
Los opositores, muchos de los cuales pasaron la noche acampados en el casco viejo de Bangkok, han colapsado una avenida principal que lleva al cuartel general y se disponen a marchar sobre los lugares estratégicos de la capital.
Pese a la tensión, las protestas se desarrollan de forma pacífica y ni siquiera se han producido los temidos atascos de tráfico debido a que muchos trabajadores se han quedado en casa por miedo a la violencia.
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