Este artículo se publicó hace 15 años.
Se vende una casa en Chicago, con 17 habitaciones y el vecino es Barack Obama
Si alguna vez soñó con ser vecino del presidente de EEUU, Barack Obama, ahora tiene la oportunidad: desde este fin de semana está en venta en Chicago la casa de al lado de la vivienda familiar del mandatario.
La residencia en el número 5040 de South Greenwood Avenue cuenta con 17 habitaciones, tres pisos, cristaleras de principios del siglo XX e incluso una cochera antigua en su patio trasero.
En un mercado inmobiliario que no termina de arrancar, ni siquiera esas características serían suficientes para generar mucho interés: la casa no ha sido modernizada en mucho tiempo, la cocina está anticuada y probablemente sea más económico tirar abajo el piso más alto que intentar repararlo.
Pero tiene una ventaja que convierte esa propiedad en algo único. Y que garantiza que el próximo propietario podrá tener cualquier otro problema excepto la seguridad: el vecino de al lado es el presidente Barack Obama.
La calle está cerrada a cualquiera que no sea residente, por orden del Servicio Secreto, que mantiene una vigilancia permanente en esta tranquila zona del barrio de Hyde Park, en el sur de Chicago.
Los propietarios de esta vivienda de 558 metros cuadrados, el matrimonio de Bill y Jacky Grinshaw, la compraron en 1973 por la entonces principesca suma de 35.000 dólares, algo que, según reconocen, estaba por encima de sus posibilidades.
Nunca acometieron reformas significativas, lo que hace que se conserven aún los interruptores originales, de principios del siglo XX, pero que la cocina resulte incómoda o que la moqueta pida un cambio a gritos.
Bill Grinshaw, un profesor de Ciencias Políticas en el Instituto de Tecnología de Illinois, reconoció en declaraciones a The New York Times: "no me prodigué en atenciones a la casa".
Ahora que sus hijos han crecido y la vivienda se les ha quedado demasiado grande para sus necesidades han optado por venderla, aunque el precio no está claro.
Casas similares en el mismo barrio se han vendido por precios entre el millón y los 2,5 millones de dólares. Claro que ninguna compartía verja con los Obama, un factor que es difícil valorar en dinero.
Desde que Richard Nixon vivió en un apartamento de Nueva York los agentes inmobiliarios no habían tenido que calcular el valor de una vivienda adyacente a una residencia presidencial.
El agente encargado de vender la vivienda de South Greenwood Avenue, Matt Garrison, reconoce que no saben "cuál es el efecto Obama" a la hora de pedir un precio.
Por el momento, el anuncio ha generado numeroso interés. La página de internet de la vivienda ha recibido más de 7.000 visitas, según The New York Times.
Grimshaw, demócrata de toda la vida, expresa su deseo de que quien compre la casa sea "un buen patriota, una persona hogareña, un buen demócrata". Sólo le vendería la casa a un republicano, admite, "si no quedara más remedio".
Sea quien sea el próximo vecino, tendrá que someterse al escrutinio del Servicio Secreto antes de que su oferta se pueda tomar en serio.
Es, quizá, una incomodidad, pero para el comprador definitivo valdrá la pena. ¿Quién puede resistirse a la idea de ir a pedir una tacita de azúcar al vecino y que abra la puerta el presidente de EEUU?
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