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Viena homenajea al enigmático pintor Arcimboldo con una muestra monográfica

EFE

Paradójico maestro del embeleco y del doble sentido artístico, el pintor renacentista Giuseppe Arcimboldo es homenajeado con una exposición monográfica en el Museo de Historia del Arte (KHM) de Viena como uno de los más imaginativos y enigmáticos artistas de la historia.

Arcimboldo es reconocido por sus retratos alegóricos, en los que, a medida que el espectador se acerca, se reconocen los más diversos elementos utilizados para su composición desde frutas, semillas, flores, peces, aves, hasta, incluso, libros.

"Arcimboldo fue un artista y un observador de la naturaleza, podía hacerlo todo", explicó el director del KHM, Wilfried Seipel.

La exposición, que se inauguró hoy y permanecerá abierta hasta el primero de junio, ofrece al público 150 obras, entre pinturas, tapices y elementos ornamentales, procedentes de importantes museos internacionales como el Louvre parisino y la Galería Uffizi florentina.

La azarosa suerte de la obra de Arcimboldo (1526-1593) también sufrió altibajos: así, de ser admirada en vida del artista -elevado en la época a mago de los pinceles-, a su muerte su obra cayó en el olvido hasta que los surrealistas la descubrieron y la entronizaron, y le consideraron uno de sus precursores.

Arcimboldo, que nació en Milán y trabajó diseñando las vidrieras de la catedral de su ciudad, fue después cuando se convirtió en pintor para la Corte de los Habsburgo en Viena y Praga durante 25 años, donde disfrutó del éxito y fue ennoblecido, explicó la comisaria de la exposición, Sylvia Ferino.

La serie por la que es más conocido en la actualidad es por las "Cuatro Estaciones", en la que, haciendo uso de los vegetales que brotan en cada estación, recreó un ciclo pictórico para el emperador Maximiliano II.

Dicho emperador y, sobre todo, su hijo Rodolfo II, conocido mentor de intelectuales y artistas, fueron amantes de las obras del milanés por sus estudios del reino vegetal.

Tanta era la admiración que Rodolfo II profesaba por el pintor que se dejó retratar y su rostro adquirió las formas de frutas, flores, verduras y semillas bajo el título de "Vertumnus", el dios romano del cambio y la vegetación.

Además de la inevitable interpretación de ese retrato sobre el discurrir de la vida y de su carácter metamórfico, para la Casa de los Habsburgo en esta obra se subrayaba su estado de permanencia, ya que, a pesar de cualquier cambio, la dinastía formaba parte del fluir de las cosas, según reza el catálogo de la exposición.

Arcimboldo fue un admirador de la obra de Leonardo da Vinci (1452-1519), sobre todo de sus estudios anatómicos y de la Naturaleza, lo cual se observa en su obra, que rezuma una enorme ironía.

La muestra, que está ordenada por las diversas estaciones por las que Arcimboldo desarrolló su actividad artística -que transcurrió por Milán, Viena y Praga- trata de mostrar los pasos que dio en su vida y subraya su papel como precursor de los artistas modernos.

Entre sus obras más famosas en la exhibición se halla otra serie dedicada a los oficios como "El bibliotecario", creado por superposición de libros; "La cocinera", con instrumentos de cocina; "El jurista", compuesto a base de pollo y pescado, o "El jardinero", con productos de la huerta.

Asimismo, como una especie de Arcimboldo contemporáneo, la muestra incluye los trabajos del artista contemporáneo francés Bernard Pras, que también retrata con elementos en apariencia sorprendentes, como el de Salvador Dalí (1904-1989) hecho con cuernos de búfalo o una maqueta de un tiburón.

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