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Un Villazón en plena forma da vida a "Don Carlos" en la Royal Opera House

EFE

Claramente vigorizado por su reciente pausa de seis meses, en las que, según ha confesado, tuvo que plantearse muchas cosas sobre su carrera, Rolando Villazón ha vuelto a Convent Garden dispuesto a jugárselo el todo por el todo.

Y es un tenor en plena forma al que da vida al joven Don Carlos, uno de los papeles más exigentes del repertorio verdiano, en la nueva producción de la ópera homónima, estrenada el viernes en el Covent Garden londinense y que podrá verse en días diferentes hasta el 29 de junio.

La puesta en escena de Nycholas Hytner, a quien ya conocen los aficionados de esta capital por sus montajes del Xerxes, de Haendel, y la Flauta Mágica, de Mozart, en la English National Opera, realza con inteligencia los conflictos internos de los personajes de un drama caracterizado por su profundidad psicológica y su humanidad.

Villazón y el resto del elenco, incluido el coro, que tan importante papel desempeña siempre en las óperas verdianas, están muy bien servidos por la magia teatral de los decorados de Bob Crowley, que, como señaló a EFE el tenor mexicano, sirven perfectamente a la acústica.

Unos decorados dominados por el negro y el blanco, los colores de los inquisidores dominicos y del austero ceremonial de la Casa de Austria, combinados con el oro de la Iglesia y el rojo de los autos de fe.

Pero lo más notable de este "Don Carlos" sin duda es la extraordinaria calidad de las voces de todos los intérpretes, comenzando por un Villazón en un papel que han hecho antes otros grandes tenores como Domingo, Corelli, Carreras, Pavarotti o Bergonzi.

El tenor mexicano combina un estilo impecable con una voz de bello timbre y gran expresividad, capaz de expresar en todos los matices las emociones del personaje, una voz que obliga a la audiencia a contener una y otra vez el aliento.

El Don Carlos de Verdi, como el de Schiller, que lo inspiró, tiene muy poco que ver, como se sabe, con el personaje histórico, transformado por la imaginación protestante en un joven apasionado, débil de carácter y fácilmente impresionable a quien su amigo Rodrigo convence para que abrace la causa de los rebeldes de los Países Bajos.

Junto a Villazón, la rusa Marina Poplavskaya, una soprano de voz muy hermosa, borda el papel de Isabel de Valois, desgarrada entre el amor prohibido a su hijastro Don Carlos y su fidelidad a su esposo, Felipe II.

El gran bajo italiano Ferruccio Furlanetto domina el escenario en su papel de Felipe II, azote de herejes y padre tiránico al que Verdi presenta como un personaje atormentado por los celos, consciente de su propia impotencia sexual y política y dominado por la figura de su propio padre, el emperador Carlos V, cuyo fantasma aparece al final del drama como una especie de "deus ex maquina".

El barítono británico Simon Keenlyside encarna con convicción al marqués de Posa, el amigo y protector de Don Carlos, el joven idealista dispuesto a morir por la libertad de los Países Bajos, la italiana Sonia Ganassi canta con su bella voz de mezzo a la despechada princesa de Éboli, y el bajo estadounidense Eric Halfvarson está en su papel como el siniestro Gran Inquisidor.

En el foso, el maestro Antonio Pappano dirige a las voces solistas, al coro y a la orquesta de la Royal Opera House con pasión y energía, atento en todo momento al detalle y a las necesidades de los cantantes.

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