Este artículo se publicó hace 16 años.
Visita histórica de Ahmadineyad a Irak para reforzar los lazos bilaterales
Mahmud Ahmadineyad viajará mañana, domingo, a Bagdad en la primera visita de un presidente iraní a Irak para reforzar los lazos bilaterales entre ambos países que vivieron una cruenta guerra entre 1980 y 1988.
Durante su visita de dos días, aparentemente diseñada para demostrar el peso de Irán en la región, como aseguran algunos analistas, Ahmadineyad se reunirá con el presidente del país, Yalal Talabani, así como con el primer ministro, Nuri al Maliki, con quienes discutirá desde asuntos de seguridad hasta energéticos.
"El objetivo de la visita de Ahmadineyad es subrayar una vez más que Irán representa un elemento clave y efectivo en la política iraquí, por lo que la administración estadounidense no puede aislarlo o ignorar este hecho", dijo a Efe un líder chií que prefirió no revelar su nombre.
La visita ha recibido el visto bueno de Washington que ha asegurado que su país apoya el establecimiento de relaciones de buena vecindad entre los dos países, a pesar de las repetidas acusaciones estadounidenses contra Irán de armar y preparar a las milicias insurgentes chiíes de Irak.
En la otra cara, el periódico iraquí al Sabah destaca hoy el rechazo de Ahmadineyad a la presencia estadounidense en Irak, a pesar del respeto total de las decisiones tomadas por el Gobierno iraquí.
"La postura de Irán, contraria a la presencia estadounidense en territorio iraquí, no afectará a las relaciones entre ambos países", dijo ayer el mandatario iraní en Teherán a los medios iraquíes con motivo de su viaje.
Asimismo, Ahmadineyad insistió en que "el Gobierno iraquí es hoy capaz de administrar el país y no hay nada que justifique la presencia de fuerzas extranjeras a partir de ahora".
El pasado miércoles, una delegación iraní compuesta principalmente por funcionarios de los ministerios de Energía, Petróleo, Exteriores y Transporte, llegó a Bagdad para realizar los preparativos previos a la llegada del presidente.
Las críticas contra Teherán no parten sólo de la administración norteamericana, sino que varias voces dentro de Irak se han levantado para protestar en contra de la política de Ahmadineyad que consideran perjudicial para Irak.
Muchos grupos suníes han denunciado, también, el apoyo de Irán a las milicias chiíes, a las que responsabilizan de la ola de secuestros y asesinatos de miles de iraquíes que estalló en febrero de 2006 tras un atentado contra un mausoleo chií en la ciudad de Samarra.
Además, fuentes del Ministerio de Interior han anunciado esta mañana la detención de tres personas en el barrio bagdadí de Karrada, que repartían panfletos en los que se criticaba la visita del responsable iraní.
"No al régimen iraní. Irak no está en venta", aseguraban ayer numerosas personas en una manifestación celebrada en Baquba, ciudad predominantemente suní, situada a 65 kilómetros al noreste de Bagdad.
Irak e Irán heredaron los problemas de los antiguos imperios Otomano y Persa, que en los años 70 del siglo pasado volvieron a aflorar hasta que en 1975, el Sha de Persia y el régimen iraquí firmaron un acuerdo fronterizo en Argel para determinar el reparto de la zona conocida como Shatt al Arab, situada en la desembocadura común de los Riós Tigris y Eúfrates.
El trazado de la frontera no satisfizo al régimen iraquí y en 1980, un año después del triunfo de la revolución islámica en Irán y el ascenso al poder del Ayatolá Jomeini, Sadam Husein, entonces presidente, invadió Irán.
Ambos estados protagonizaron una larga guerra entre 1980 y 1988 en la que más de un millón de personas perdieron la vida, que debilitó sus economías y que finalmente no influyó en el trazado original de la frontera.
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