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La viuda de Marcelino Camacho, guía de un libro-homenaje a los antifranquistas

EFE

Josefina Samper, la viuda de Marcelino Camacho, es el hilo conductor del libro "Nadie pudo con ellos", escrito por la periodista Nativel Preciado en homenaje a quienes resistieron cuando en España "llovían piedras" debido a la falta de libertad impuesta por la dictadura franquista.

El relato de la vida de esta mujer junto a su esposo y los cientos de peripecias que protagonizaron para hacer frente al control del régimen son puestos por Preciado como ejemplo de las personas "humildes y extraordinarias que se juegan la vida por los demás".

Los testimonios de Samper reflejan la dureza de su vida clandestina, los esfuerzos de quienes lucharon contra la dictadura, los acontecimientos que la censura trató de ocultar y los sueños que se perdieron por el camino.

Con motivo de la presentación del libro, la viuda de Marcelino Camacho ha recorrido junto a sus hijos, Yenia y Marcel, y a la autora del libro, algunos de los lugares de Madrid que se han convertido en símbolo de esa resistencia antifranquista.

El primero de ellos, su propia casa en el barrio de Carabanchel, a la que llega junto a los periodistas y, antes de acceder a ella, entra en la que ha sido la pollería de toda la vida para saludar a sus dependientes como si fueran su propia familia.

Josefina no vive ya en esta vivienda, un tercer piso sin ascensor, porque, debido a la enfermedad de su esposo, tuvo que mudarse unos meses antes de que éste muriera, en octubre de 2010, a otro edificio más accesible.

"Han cambiado la puerta", es lo primero que advierte al cruzar el umbral del portal y antes de empezar a disparar sus recuerdos, entre ellos que eligieron el barrio de Carabanchel para estar así más cerca de la cárcel ubicada en este barrio y en la que estaban convencidos de que iban a pasar mucho tiempo.

Cuenta cómo los miembros de la brigada político-social franquista estaban a diario apostados en las inmediaciones de la vivienda y cómo les daban esquinazo.

Tras acceder al piso -aún con libros y recuerdos de Marcelino en sus anaqueles- explica cómo hacía con mimo las paellas que llevaba a prisión para alimentar a su marido y a muchos otros reclusos.

La cárcel de Carabanchel, de la que sólo queda el solar y una puerta semiderruída, es la siguiente cita del periplo, y mientras Josefina narra las horas que tuvo que esperar y los plantes que lideró para mejorar las condiciones de los presos, su hijo Marcel explica los momentos en los que compartió celda con su padre.

Después, una visita a la plaza de Antón Martín, situada junto al despacho de abogados laboralistas en el que cinco personas fueron asesinadas en 1977 a manos de ultraderechistas y presidida por la escultura de Juan Genovés "El abrazo", erigida en memoria de las víctimas de esa acción.

El recorrido finaliza a las puertas de la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid y otrora sede de la brigada político-social, cuyos calabozos conocieron también Marcelino y su hijo.

Nativel Preciado vuelve a hablar del ejemplo que han dado personas como Josefina y Marcelino, de su capacidad de lucha y resistencia y de que, a pesar de que "el dictador" murió en la cama, prepararon al país para la democracia.

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