Este artículo se publicó hace 15 años.
Vuelve la normalidad a Las Pedroñeras tras la peor tormenta en 60 años
La normalidad vuelve a esta localidad conquense tras la peor tormenta en 60 años que descargó en la tarde del sábado unos 40 litros de agua y granizo en menos de media y provocó inundaciones y daños agrícolas.
La venida de agua fue de tal intensidad que en algunos puntos superó el metro y medio e inundó viviendas, locales comerciales, almacenes de ajos y cebollas, naves agrícolas y naves industriales situadas en las zonas más bajas del municipio.
El Ayuntamiento de Las Pedroñeras abrirá este lunes una oficina de atención a los afectados para evaluar las pérdidas provocadas por las inundaciones, que aún no han sido cuantificadas pero que en principio parece que van a ser "cuantiosas", según reconoció la alcaldesa del municipio, Yolanda Picazo.
La tormenta afectó también a unas 400 hectáreas de viñedo situadas en su mayor parte en el término municipal de Las Pedroñeras y en una pequeña proporción en el término de El Pedernoso, según informó el consejero de Agricultura y Medio Ambiente, José Luis Martínez Guijarro, quien visitó la zona el domingo a mediodía.
Testigos presenciales explicaron a Efe que el agua arrastró ajos, cebollas e incluso electrodomésticos y otros enseres domésticos por las calles afectadas, en las que también se vieron varios coches empotrados en farolas.
La fuerte tromba de agua y granizo hizo necesario cortar temporalmente, por acumulación de agua, la carretera nacional N-301 (Madrid-Cartagena), a la altura de Las Pedroñeras, entre los kilómetros 158 y 160.
A pesar de la violenta tormenta no hubo que lamentar daños personales, salvo algunos cortes y contusiones, pero sí hubo muertes de animales, como mascotas que estaban en las viviendas afectadas y ganado que había en naves agrícolas, según Picazo.
Además de los daños provocados en calles, el lodo afectó también a las bombas del pozo del que se abastece el municipio, que dejaron de funcionar hacia las 5:30 de la madrugada del domingo, motivo por el que la Diputación provincial envió cisternas con 35.000 litros de agua, que Picazo estimó suficientes, ya que se esperaba que las bombas quedaran reparadas a lo largo del día.
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