Este artículo se publicó hace 14 años.
Largo y cálido invierno en Granada
Resguardada por las montañas de Sierra Nevada, la costa granadina esconde un exuberante oasis tropical.
Es fácil olvidarse del invierno entre exóticos árboles frutales y grandes extensiones de cañaveral salvaje que se adentra casi hasta la orilla de un mar tan estático que parece una bañera. Los puestos de chirimoyas, fruta autóctona que se recoje durante estos meses, se suceden en el arcén de la carretera que recorre los más de 30 kilómetros de litoral de la Costa Tropical granadina, desde Motril, al oriente, hasta La Herradura, en la frontera con Málaga. Los mercados exponen una tentadora muestra de fruta de temporada, como naranjas amargas, aguacates, tamarindos o kiwis en pintorescos pueblos con sabor marinero y una importante carga histórica.
Uno de los más fotogénicos es Salobreña, cuyas casitas de color blanco inmaculado trepan por un peñón coronado por un castillo árabe. Merece la pena perderse por las callejuelas empinadas que inspiraron a Washington Irving y alcanzar alguno de sus miradores, desde donde contemplar la fértil vega a la orilla del mar. Aquí sobrevive una muestra del antiguo motor económico de la zona: el cultivo de caña, que impulsó la industria azucarera con más de una docena de fábricas donde destilaban aguardientes. La última fábrica de azúcar de Salobreña -y de toda Europa- echó el cierre hace pocos años. Un paseo por las plantaciones que aún sobreviven evoca el esplendor de esta actividad de origen caribeña, importada de Cuba en el siglo XIX. Si se queda con ganas de saborear aún más el ambiente tropical puede pedir una copa de Ron Pálido, marca originaria de Motril.
Los puestos de chirimoyas, fruta autóctona que se recoje durante estos meses, se suceden en el arcén de la carretera.También es recomendable dar un paseo entre las huertas de chirimoyas por un camino que parte de la entrada de Almuñécar, en el cruce hacia la carretera de Jete, localidad a 8 kilómetros donde se elabora un vino blanco de uva moscatel, el Calvente. De vuelta a Almuñécar, cada esquina remite a su carácter cálido y tropical, empezando por su antiguo nombre: Sexi. Los fenicios llamaban así a esta localidad que durante siglos fue un antiguo puerto comercial. De otra cultura, la romana, quedan las ruinas de los antiguos salazones que se pueden ver en el parque botánico del Majuelo, un frondoso jardín repleto de palmeras y donde han abierto tiendas de artesanía. Más exótico aún es el Parque Ornitológico Loro Sexi, con una importante muestra de aves, desde cacatúas y guacamayos a cisnes y avestruces. El nuevo acuario completa la oferta familiar.
A unos siete kilómetros de Almuñécar, pasando el puerto deportivo de Marina del Este, se encuentra La Herradura, una tranquila bahía ideal para pasear por la playa. Lo más recomendable es una excursión al parque natural de Cerro Gordo, en el extremo occidental. Se puede llegar andando desde el centro urbano hasta una torre vigía del siglo XVI, en lo más alto del parque. Pero también se puede ir en coche hasta un restaurante-mirador que ofrece unas vistas al atardecer bellísimas. Desde aquí se aprecia la panorámica de playas cristalinas con acantilados rocosos, un paraje perfecto para el baño y el buceo. Pero ese es un plan que dejamos para el verano.
Más información
En las páginas de los ayuntamientos de Motril, Salobreña, Almuñécar y La Herradura hay información turística de cada localidad, entre otros la agenda cultural de invierno, que incluye conciertos de jazz. También la oficina de Turismo de Granada ofrece información de la Costa Tropical.
Dónde dormir
Hay cantidad de oferta hotelera y alquiler de apartamentos en la Costa Tropical. Pero es muy recomendable dormir en La Herradura, más pequeño y tranquilo que los otros pueblos. El Sol Meliá Los Fenicios es un cuatro estrellas a pie de playa. El hostal Peñaparda (958 64 00 66), también en primera línea, es una opción más económica.
Dónde comer y beber
En la playa de El Cotobro, en Almuñécar, está uno de los mejores restaurantes de toda la costa, Jaquie El Cotobro, de cocina francesa. El Mirador de Cerro Gordo, en La Herradura, es una opción atractiva por las vistas y una carta sugerente. Más clásicos son Lecrín, en el puerto de Motril, y El Peñón, en el Paseo Marítimo de Salobreña, donde se puede tomar pescaíto frito, paella y pescados frescos de la zona. La Cochera, en La Herradura, funciona como coctelería y sala de conciertos, pero también tienta el café de la sobremesa; tiene ambiente hasta en invierno.
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