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...Y Michelle le cantó el Happy Birthday a Obama

El presidente de EEUU estuvo presente, vía móvil, en la cena que su mujer y su hija tuvieron anoche en Marbella

BELÉN GARCÍA

Arroz con bogavante de plato principal y mucha seguridad de aperitivo. Este es el resumen de la cena celebrada ayer en Marbella entre la primera dama norteamericana, Michelle Obama, su hija Sasha y unos amigos en el lujoso restaurante Buenaventura Plaza. Y... ¡sorpresa! No faltó a la cena tampoco el presidente de los Estados Unidos, que estuvo presente a través del teléfono.

Barack Obama, quizá triste por tener que celebrar su 49 cumpleaños solo, al otro lado del Atlántico, llamó a su esposa. Y Michelle, sin nada que envidiar a Marilyn, le cantó junto al resto de comensales el tradicional Happy Birthday.

No lo tuvieron nada fácil los cocineros y camareros del lugar, que se vieron sorprendidos con hasta 11 guardaespaldas en el interior del recinto, de pequeñas dimensiones y que no respetaban ni la cocina. Allí vigilaban atentamente los ingredientes que se añadían a los platos solicitados. Cacheos, registros de bolsos y detector de metales antes de entrar a trabajar fueron las pruebas para camareros y cocineros que soportaron con resignación el ‘pique' de competencias entre miembros de la seguridad española y norteamericanas, éstos últimos más rudos y excesivos en sus comprobaciones.

La mesa, compuesta por cuatro niñas, cuatro mujeres y el resto hombres hasta alcanzar las 14 personas, fue sin duda la más elitista servida hasta ayer por el Buenaventura Plaza. Al arroz con bogavante le siguieron ostras y torrijas con helado, además de vino dulce de Málaga y un 'buen vino español' para acompañar la comida. Un broche gastronómico de oro para una jornada que tendrán difícil superar hoy los hosteleros de Granada, donde viajarán hoy las Obama.

De momento, la primera dama norteamericana ya tiene material para empezar su álbum de vacaciones españolas, que comenzó con ganas de disfrutar de hotelazo y sin que se cumpla su deseo: pasar desapercibida. Ataviada con un fresco vestido negro y pendientes de brillantes, bajó ayer sobre las 10.30 horas por las escalerillas del Boeing de las fuerzas aéreas de Estados Unidos que la había trasladado al aeropuerto de Málaga. A su lado, su hija Sasha, de 9 años. No hubo recepción de autoridades locales. Del aeropuerto partió de inmediato una caravana de unos 15 vehículos rumbo al hotel Villa Padierna, en Benahavís, adonde llegaron sobre las 11.45 horas en un todoterreno negro. Para el más de centenar de periodistas que esperaban a la comitiva fue un visto y no visto que a los españoles dejó cierto regusto berlanguiano.

Michelle llegó a Marbella con ganas de hotel, según su propietario, Ricardo Arranz, que recibió a la primera dama junto a su esposa, Alicia Padierna. La primera dama, que saludó con dos besos a la manera española, expresó su deseo de 'conocer el hotel y sus jardines'. Tiene tarea. El recinto, cuyo perímetro de más de cinco millones de metros cuadrados se encuentra totalmente blindado, está considerado uno de los 30 mejores del mundo por sus formidables instalaciones.

La primera dama ha reservado para ella, sus amigos y el personal de seguridad 60 habitaciones. Los Obama se alojan en una de las once villas anexas, decorada al estilo inglés con tonos rojo y verde y con piscina privada, al precio de 5.000 euros la noche, según Efe. Ha venido 'a descansar y no quiere tratamiento especial', dijo Arranz. Sí pidió que abrieran para ella y sus amigos el exclusivo chiringuito Puro Beach, que hasta la fecha permanecía cerrado, según una empleada. Estepona ha cerrado para uso de la primera dama un tramo de 45 metros de playa en Costalita, zona próxima al hotel.

Sobre las 18 horas salieron en automóvil hacia el centro de Marbella. Michelle, su hija y unos amigos entraron en varias tiendas. La primera, Angel House, de abalorios, ropa y complementos. La visita tiene su historia. Dos congresistas del Partido Demócrata entraron allí en marzo. Su propietaria, Carmen Martínez, les dijo que estaba encantada de que Obama fuera el presidente de Estados Unidos. Las dos congresistas le contaron que a Obama 'le gusta España' y que no descartaba visitar el país en verano. De regreso a Estados Unidos tuvieron el detalle de enviarle una camiseta con el archifamoso Yes We Can.

Ayer la primera dama acudió a la misma tienda y Carmen le contó la anécdota en inglés. 'Ella se ha echado a reír y me ha preguntado si era verdad que me gustaba que su marido fuera presidente. Le he dicho que sí y me ha dado una palmada en la espalda', cuenta. No se llevaron nada.

Sí que compraron en Blanc du Nil, una tienda de ropa de lino. Concretamente, se llevaron dos vestidos de algodón egipcio, uno para Michelle y otro para Sasha. Costaron 84 euros, que abonó una amiga rubia con la que la primera dama 'tiene mucha confianza'. 'Le pedía consejos sobre modelos y tallas', cuenta la dependienta, Irene Aivar. Tanto Carmen como Irene coincidieron en describir a Michelle como una persona próxima, cercana, elegante y simpática. Es indudable que la mujer cae bien.

Michelle también echó un vistazo en la tienda Samira. Según su propietaria, Juana Rueda, se interesó por miniaturas de plata y de porcelana para coleccionistas, algunas de ellas complementos para casitas de muñecas y otras que representan figuras como bailaoras flamencas, guitarristas o toros. Todo muy typical spanish. Aunque no realizó ninguna compra, se llevó una tarjeta de visita.

A las 19.30 Michelle y sus amigos entraron en el Buenaventura Plaza, donde tenían reserva para 14 personas a nombre de Allen. A esas alturas comenzaba a saberse que la primera dama andaba por el centro de Marbella, y más de cien personas, algunos incluso subidos a los naranjos, la esperaban para saludarla, poniendo en algún que otro aprieto a los escrupulosos miembros de su servicio de seguridad. Al filo de las 22 horas salieron del restaurante, donde ya se habían congregado varios cientos de personas. Entre los clientes que se peleaban por coger mesa estaba Carmen Sevilla, habitual del restaurante, que se dio un baño de masas y un buen banquete de jamón serrano y huevos 'estrellaos'.

La petición de tranquilidad de la primera dama no tuvo eco. Las autoridades de los municipios concernidos por la visita, sobre todo Marbella y Benahavís, llevan una semana en una carrera de autopromoción, rivalizando en agasajos a la huésped y declaraciones a los medios en las que cuentan los regalos que le han hecho llegar o los arreglos viarios que han ordenado con motivo de la visita.

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