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Yllanes dice que "no quiso hacerlo pero mató" a Nagore Laffage

EFE

El psiquiatra José Diego Yllanes, acusado de asesinar a la estudiante de enfermería Nagore Laffage, ha asegurado hoy no recordar buena parte de lo ocurrido aquel día por estar bajo los efectos del alcohol, si bien ha admitido que "no quise hacerlo pero la maté" y que por ello pensó en suicidarse.

La declaración del acusado en el juicio que comenzó ayer en el Palacio de Justicia de Navarra, en el que el fiscal pide 20 años por asesinato, ha centrado la mayor parte de la mañana, ya que al Ministerio Público se han unido en las preguntas la defensa y las cinco acusaciones, ejercidas respectivamente por la familia, por los Ayuntamientos de Irún y Pamplona, el Instituto Navarro para la Igualdad y las Juntas Generales de Guipúzcoa.

Yllanes, de 27 años, ha respondido a todas las preguntas, ya que "he venido a decir la verdad. Asumo que hay un resultado y que voy a pagar por ello", ha dicho tras admitir la autoría de unos hechos a los que no ha sabido dar explicación y que son "lo contrario a lo que cabía esperar" de una persona como él, quien se decantó por la psiquiatría porque "siempre me ha gustado cuidar de las personas y hacer que lleven una existencia lo mejor posible".

Ha declarado que la noche del 6 de julio de 2008, la primera de los Sanfermines, estuvo bebiendo con varios amigos en el Casco Viejo de Pamplona y la última copa que recuerda la ingirió sobre las 5 de la madrugada, con lo que los efectos del alcohol se pudieron potenciar por el cansancio y porque habitualmente no bebe, aunque si lo hace, ha dicho, "bebo rápido y más que los demás".

Ha señalado que, una vez solo, se dirigió hacia la casa de sus padres, con quienes vivía, si bien se encontró casualmente con tres chicas a las que, desviándose de su trayectoria, acompañó hasta el portal de su vivienda, momento en el que apareció Nagore Laffage, de 20 años, a quien al igual que a las anteriores no conocía.

En todo caso, tras entablar una breve conversación con Laffage, ambos se separaron del grupo y se encaminaron hacia otro piso propiedad del joven, un camino que hicieron "no recuerdo, pero supongo que en actitud cariñosa", ya que así lo revelan varias imágenes de cámaras de seguridad.

Ya solos en el piso de él "recuerdo haber empezado una relación muy fogosa" de mutuo acuerdo, en la que ambos se desnudaron pero en la que no llegaron a mantener relaciones sexuales, ya que aunque ha dicho que no recordaba que fuera por la brusquedad de él al rasgarle a ella la ropa interior, "se rompió el momento" y "tengo un recuerdo muy marcado de un cambio en la dirección de la situación. Ya no estábamos a lo que íbamos".

"Entonces paramos, pero no recuerdo haber golpeado a la chica ni nada por el estilo", ha dicho tras ver la fotografía del cadáver con numerosos golpes en el rostro, y ha justificado que, aunque ella en ese momento se vistió y quiso marcharse, él se lo impidió, "supongo que porque quería acabar las cosas con cordialidad. Ella parecía no entenderme, no estábamos en la misma sintonía".

El acusado ha negado que el contacto que estaban manteniendo hasta ese momento fuera "violento, pero sí muy apasionado. Yo no le golpeaba", ha asegurado, un dato que posteriormente ha acompañado con la afirmación de que "nunca" ha usado la violencia ni física ni verbal en sus relaciones con las mujeres.

Al respecto, ha señalado que la propia Nagore justificó ese parón en su actitud porque "previamente había tenido una experiencia desagradable y que los modos le resultaban desagradables".

Yllanes ha negado que impidiera marchar a la chica porque ésta le amenazase con contar los hechos, sino porque "no me gusta irme enfadado", y tampoco ha sabido explicar qué pasó entre las 8 y las 10 de la mañana, cuando consta que Laffage estuvo inconsciente por los golpes pero viva, hasta que logró llamar al teléfono 112 de emergencias pero sin lograr explicar su situación.

Según las acusaciones fue esta llamada la que provocó el enfado de Yllanes y el definitivo estrangulamiento que acabó con su vida, un momento que ha dicho recordar como "un forcejeo" en el que, ambos ya vestidos, él se situó encima de ella y apretó su cuello hasta asfixiarle, un instante que sí recuerda.

Posteriormente intentó descuartizar el cadáver hasta llegar a seccionarle sólo un dedo índice, envolvió el cuerpo en bolsas y lo escondió bajo una cama, fue a la Clínica Universitaria de Navarra donde trabajaba para buscar el teléfono de un amigo, quedó con éste para solicitarle ayuda y, al no lograrlo, cogió el coche de su padre y llevó en él el cuerpo de la chica a Orondritz, donde lo abandonó.

De todo ello no ha dado detalles porque ha dicho no recordarlos, ya que lo hizo mecánicamente y con la intención de quitar el cadáver del lugar del escenario del crimen para evitar que sus padres "no encontrasen un espectáculo muy llamativo", si bien ha asegurado que no pretendía esconderlo para impedir su hallazgo y que lo llevó hasta ese paraje porque él buscaba acabar con su propia vida allí.

"Yo tenía un plan para hacerme desaparecer a mí, no a Nagore", ha dicho para reconocer que "no pude dar el paso" y que se retractó porque "no es fácil", aunque no ha sabido explicar por qué despojó al cadáver de efectos personales que tiró lejos del cuerpo si la intención no era dificultar la actuación de la Policía.

Además, en el juicio ha pedido perdón tanto a su propia familia como "especialmente" a la de Nagore Laffage, y a preguntas de la defensa se ha mostrado como un joven que mantenía una relación formal con su novia desde hace 3 años, aunque ha reconocido que de forma esporádica había tenido encuentros sexuales con otras chicas, sin llegar a comportarse con ellas como con la fallecida.

Además, ha insistido en que el llevar el cuerpo de la chica al campo fue porque le "impresionaba mucho" y lo quería apartar de un lugar público a otro "donde se pudiera encontrar", ha advertido de que pese a la cercanía de ese lugar con Francia no pensó en escapar a este país y ha considerado "algo absolutamente extraño y desordenado" su actitud al cortarle el dedo al cadáver, sabedor de que hoy hay pruebas como la del ADN para su identificación.

Asimismo, ha asegurado haber dado diferentes pasos para poner a disposición de la familia de la víctima su patrimonio, y ha asegurado que sufre "mucho por este tema y me gustaría recordar cómo he podido llegar a hacer una cosa así".

Antes de la declaración del acusado se ha proyectado un vídeo con la reconstrucción de los hechos llevado a cabo por la Policía foral, lo que ha provocado llantos en algunos de los familiares de Laffage, a quienes el presidente de la sala les ha invitado a abandonarla para evitar su sufrimiento.

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