Este artículo se publicó hace 15 años.
Zapatero acelera los planes de despedida de Chaves
El presidente andaluz deseaba que este fuera su último mandato autonómico
Antonio Avendaño
Ahora sí. Finalmente, y de forma más abrupta de lo que esperado, se despejó la principal incógnita que pesaba sobre la octava legislatura andaluza: si sería o no la última de Manuel Chaves tras seis victorias consecutivas. La margarita que Chaves no acababa de deshojar la ha deshojado al final Zapatero. Y lo ha hecho más con el consentimiento que con la complicidad del líder andaluz.
El mandatario autonómico tenía claro su deseo de que esta fuera su última legislatura, pero nunca declaró en público tal intención, consciente de que las sucesiones son como las devaluaciones de moneda: se hacen, pero no se dicen.
Sí realizó, no obstante, un movimiento significativo antes del último congreso del PSOE-A, cuando planeó que el número dos del partido, Luis Pizarro, lo sucediera como secretario general. La operación no llegó a cuajar, entre otros motivos porque no contaba con el respaldo de la dirección federal socialista.
Lo que el partido quieraDesde entonces, Chaves se ha limitado a reiterar que, "si el partido quiere", él estaba dispuesto a repetir en 2012. Pero los rumores persistían. Él mismo, sin quererlo, los alentó durante la campaña de las autonómicas, cuando dijo que le gustaría que lo sustituyera en el futuro "una mujer".
Estas palabras dirigieron la atención hacia María del Mar Moreno, actual secretaria de Relaciones Institucionales del PSOE federal. Ella ha sido un nombre repetido en todas las quinielas.
No obstante, de momento el sucesor será José Antonio Griñán. Moreno, sin embargo, sigue siendo la candidata preferida por Ferraz para encabezar el cartel electoral en 2012, un plan que hasta ahora no cuenta con suficiente apoyo en la dirección andaluza.
Al final siempre puede no haber sucesiónMientras tanto, ni siquiera la discreción de Manuel Chaves había conseguido desterrar la sensación de provisionalidad y convencer plenamente a los suyos de que este no sería su último mandato.Pero lo era.
Se sabe desde ayer, pero se sospechaba desde hace mucho más tiempo, si bien en el partido no se hablaba abiertamente de ello. La razón de tanta discreción es sencilla: al final siempre puede no haber sucesión y quienes ejercieron precipitadamente de profetas pueden verse en serios apuros.
Sin empujar, por favorChaves quería irse, sí, pero quería hacerlo sin que lo empujaran. Quería manejar con la máxima libertad el calendario de su despedida y las claves de su sucesión. En ciertos entornos del presidente llegó a interpretarse en algún momento que el ofrecimiento de Zapatero para incorporar a Chaves a su Gobierno podía tener algo de empujón, sobre todo si la salida era para ocupar simplemente un ministerio y no algo más. Ese algo más ha sido una vicepresidencia que no figuraba inicialmente en los planes del presidente.
Por lo demás, al partido y al propio Chaves no se les oculta que las encuestas detectan un cierto cansancio. En un prestigioso sondeo del mes de enero, por primera vez el presidente tenía una mayor proporción de desaprobados que de aprobados. El dato no era decisivo, pero sí preocupante para un partido y un líder acostumbrados a ganar.
Griñán es, hoy por hoy, la única incógnita despejada, pero quedan por despejar muchas otras. La primera, cuántos cambios hará Griñán en su Gobierno. La segunda, quién le sustituirá al frente de la poderosa Consejería de Economía.
La tercera, durante cuánto tiempo seguirá Chaves como secretario del PSOE andaluz. La cuarta, si Griñán será el cabeza de cartel socialista en 2012. Son algunas incógnitas, pero seguro que hay más. Y seguro que son demasiadas.
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