El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, abogó hoy por profundizar en la "asociación estratégica" entre la Unión Europea, América Latina y el Caribe (ALC-UE), "sin mirar a nadie por encima del hombro" y anteponiendo el diálogo a cualquier tipo de confrontación.

"Apostemos por la mirada abierta y el comercio abierto, apostemos por Europa, por América Latina y por el Caribe, que es la mejor forma de apostar por el futuro de un orden internacional de colaboración, equilibrio y respeto", manifestó Rodríguez Zapatero en la clausura de la V Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Lima.

Según Zapatero, hasta 2010, cuando España presidirá la UE y acogerá la VI Cumbre ALC-UE, debe abrirse un periodo "prometedor" para culminar los acuerdos de asociación con Centroamérica, la Comunidad Andina y Mercosur, "un objetivo estratégico de primer orden".

El jefe del Gobierno español, quien ratificó que España trabajará "intensamente" en los próximos meses para lograr avances, garantizó que la Comisión Europea está "deseosa" de culminar esos acuerdos.

La unión entre Europa, América Latina y el Caribe, en palabras de Zapatero, es "un matrimonio joven", pero supone al tiempo una experiencia "extraordinariamente valiosa".

A su juicio, la UE será relevante en el orden internacional del siglo XXI en la medida en que contribuya al desarrollo de Latinoamérica, y esta región vencerá sus desafíos más inmediatos si es capaz de abrirse al mundo y de avanzar hacia la libertad, la independencia y la democracia.

Para Rodríguez Zapatero, los acuerdos para el comercio libre deben ser para un "comercio más justo" y para la cooperación al desarrollo.

Tras subrayar que "España es europea y latinoamericana", recordó a la UE que "la mirada a Latinoamérica es una mirada de futuro", ya que son pueblos jóvenes, con ganas de prosperar, extraordinariamente ricos en recursos naturales y con derecho "a un horizonte de más justicia social, de respeto a sus identidades, a sus tradiciones y a su libre voluntad".

Zapatero insistió en la necesidad de hacer política "sin mirar a nadie por encima del hombro", convencido de que el destino de los países no lo debe marcar su nivel de renta per capita, sino la dignidad de sus ideales y su comportamiento ante las demás naciones.