A todos nos da miedo trasplantar plantas por temor a que se mueran. Y es que es relativamente sencillo que el denominado shock del trasplante nos dé más de un disgusto. Cuando trasplantamos, el ejemplar sufre un estrés que puede conducir a su enfermedad o a su muerte, de ahí que debamos ser cuidadosos.
Por ese motivo, viene bien saber cómo trasplantar plantas sin que sufran para que no tengamos esos problemas. Coloca tu planta en una maceta adecuada, si es que donde estaba se le ha quedado pequeña o si la cambias desde un semillero, y disfruta de ella mucho tiempo más sin problemas.
Razones para trasplantar una planta
Hay plantas que deben trasplantarse todos los años; otras pueden pasar mucho más tiempo en la misma maceta. En cualquier caso, comprueba que tu planta lo necesita. Las razones más frecuentes para el trasplante son que la maceta se le ha quedado pequeña y no tiene sitio para crecer, que las raíces le salen por la parte inferior de la maceta, que el sustrato se ha quedado sin nutrientes o que, en el supuesto de estar en el jardín, choca con arbustos y plantas adyacentes.
¿Qué es el shock del trasplante?
Se conoce como shock del trasplante al proceso biológico que sufre una planta cuando se la trasplanta, debido a la situación de estrés que esto le provoca. Suele suceder porque, después de trasplantarla, las raíces no pueden absorber el agua tal y como deben, por lo que se produce el estrés hídrico y la planta puede terminar muriendo.
Los primeros síntomas de una planta con shock del trasplante son sus hojas parduzcas, con un aspecto como si se hubieran quemado, con una tonalidad que puede ir de los amarillos a los marrones más oscuros. Verás que empiezan a aparecer esos signos por los bordes de las hojas. Pero podemos evitar esto si realizamos correctamente el trasplante, siguiendo unas pautas para que no suceda.
Cuándo trasplantar
Uno de los factores fundamentales para evitar el shock del trasplante es elegir el momento adecuado para trasplantar tu planta. Esto debe hacerse en épocas en las que la climatología acompañe, con temperaturas templadas. Evita en todo momento trasplantar en pleno invierno, en temporadas de mucho frío, elevadas temperaturas o heladas.
De manera general, el instante más adecuado suele ser a finales del invierno o a principios de la primavera. En cualquier caso, asegúrate de que sea la época del año en la que la planta esté en periodo de reposo, nunca en una fase de crecimiento. Por eso es necesario consultar de qué especie se trata, para acertar por completo en el mejor momento. Asimismo, elige bien la hora a la que trasplantar. Si ya hace calor, lo más recomendable es que esperes a las últimas luces del día, para que las temperaturas altas no dañen la planta. También son adecuados los días nublados.
Recuerda regar bien la planta un par de días antes de ir a trasplantarla, porque así conseguirás que, en el momento de extraerla, salga con mayor facilidad y se estrese mucho menos.
Cómo trasplantar
Los materiales para trasplantar resultan igual de importantes. En primer lugar, asegúrate de tener una maceta adecuada para tu planta, en la que se desarrollen bien sus raíces y no tenga problemas de espacio. En el supuesto de que vayas a trasladar nuevos brotes de un semillero a una jardinera, deja el espacio suficiente entre ellos y escoge una con los litros adecuados de capacidad.
Tanto macetas como jardineras deberán contar con un buen drenaje para que las raíces no se encharquen. Habrás de colocar en ellas una base de sustrato adecuada para la especie de planta de la que se trate. Una vez esté lista esa base, extrae con delicadeza la planta de su ubicación, con cuidado de no romper ni raíces ni hojas, e introdúcela en la nueva maceta. A continuación, echa el resto de la tierra en torno al cepellón. Aprieta un poco para que quede compacta, con ello conseguirás que se eliminen las bolsas de aire y la planta quede bien sujeta.
El riego de la planta es indispensable una vez que hayas trasplantado la planta. En consecuencia, deberás regarla bien y colocar un plato debajo de la maceta. Durante unos días deberás vigilarla y regarla para comprobar que se agarra sin problemas y no enferma.
Por último, si no vas a colocar la planta ni en maceta ni en jardinera y la vas a trasplantar al jardín, debes de tener cuenta unas pautas a seguir específicas. Primero, has de limpiar el suelo de hierbas secas y malezas, y añadir compost para asegurarte de que el suelo sea rico en nutrientes y drene de la forma correcta.