La sequía y el incremento de la demanda de agua han provocado que cada vez más se hable de la brecha hídrica, un término que puede generar confusión si no se entiende bien en qué consiste o hasta qué punto nos afecta a todos.
Y es que la escasez de agua puede originar un reparto de los recursos hídricos injusto a lo largo y ancho de todo el planeta, aunque también es posible estudiarlo a menor escala, puesto que afecta tanto a nivel global como regional. Conocemos en qué consiste la brecha del agua y todo lo que implica en una época en la que resultan indiscutibles las consecuencias del cambio climático.
¿Qué es la brecha del agua?
La brecha del agua, también denominada brecha hídrica, hace referencia a la relación existente entre la oferta de agua disponible y la demanda hídrica provocada por el conjunto de actividades socioeconómicas que se genera en determinado territorio. Por este motivo, es posible estudiarla a nivel global, nacional o regional.
En definitiva, la brecha hídrica implica que se necesita más agua de la disponible y, como consecuencia, no se reparte igual en todas las zonas ni sectores. Esta brecha también crea situaciones de desigualdad de todo tipo.
Causas de la brecha hídrica
La primera causa de la escasez de agua en la que se piensa, cuando se habla de la cantidad que demandan los particulares y los profesionales, es la sequía. Sin embargo, y aunque esta tenga su importancia, no resulta tan relevante como el motivo principal que ha destacado el estudio que se ha publicado recientemente en la revista Water Resources Management. Elaborado con la colaboración de la Universidad de Alicante, la IE University y la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC), el resultado de este estudio no deja lugar a dudas. La brecha hídrica tiene su principal origen en el incremento de la demanda de agua, los trasvases y la gestión de los embalses.
En su elaboración ha quedado patente el aumento sin precedentes de la demanda de agua debido a las actividades económicas, al crecimiento demográfico y a los hábitos de consumo, lo que genera bastantes conflictos. Solo hace falta pensar en determinadas zonas con verdes campos de golf, urbanizaciones con piscinas llenas de agua y labradíos afectados por la sequía a pocos metros de aquellos. A todas esas circunstancias, además, se suman las consecuencias del cambio climático.
Así, la necesidad de tomar medidas para paliar la brecha del agua resulta fundamental. Sin embargo, algunas de las soluciones que se solían poner en práctica antes para solventar este desajuste entre la oferta y la demanda de agua, como los trasvases, los embalses y la explotación de aguas subterráneas, han quedado obsoletas. El estudio publicado en Water Resources Management también ha concluido que en vez de cerrar la brecha hídrica, tales actividades la incrementan.
Mapa Mundial del Agua
Para contribuir a concienciar sobre esta problemática y a visualizar la situación existente en la actualidad, la National Geographic Society y la Universidad de Utrecht desarrollaron el Mapa Mundial del Agua. Esta herramienta interactiva facilita encontrar los lugares en los que la demanda de agua supera la de la oferta, así como quiénes son los principales demandantes de la misma en cada zona. De igual modo, es posible seleccionar el sitio donde uno vive para conocer exactamente la situación del lugar de residencia en relación con el suministro de agua local.
Los países europeos con mayor escasez hídrica son Italia, a causa principalmente de la sequía, y Bélgica, con motivo de la demanda industrial de todo tipo. Basta de ejemplo pensar que para fabricar un solo vaso de cerveza son necesarios unos 300 vasos de agua. A esos países, los siguen las costas mediterráneas de Malta, España y Francia.
Causas y soluciones de la escasez de agua
La mala gestión de los recursos hídricos es una de las principales causas de la escasez de agua en la actualidad, así como la contaminación y el cambio climático, que provocan que se produzcan más sequías.
Como consecuencia, para combatir esta brecha de agua y la huella hídrica que deja la actividad industrial y el consumo particular, resulta necesario controlar los volúmenes de agua utilizados, luchar contra la contaminación y regresar a los cultivos tradicionales de cada región, adaptados al clima propio, para poder mantener un uso responsable y ecológico de los recursos hídricos.
En esta línea van encaminadas medidas como las que adopta la Directiva Marco Europea del Agua, con la finalidad de que los países de la Unión Europea adopten una política hídrica común en relación a la protección de todo tipo de aguas, a la reducción de la contaminación, a la regeneración de los ecosistemas y al uso sostenible del agua por parte de empresas y particulares.