El otoño y el invierno son dos estaciones delicadas para muchas de nuestras plantas. Este es el momento de cuidar gran variedad de ellas para que luzcan esplendorosas en primavera o en verano, así que no debemos olvidarnos de prestarles la atención que se merecen.
Al fin y al cabo, hemos de tener en cuenta que son seres vivos que contribuyen a embellecer nuestro hogar y nuestro jardín y nos mantienen en contacto con la naturaleza. Así las cosas, hoy te contamos lo que debes saber sobre la poda y otros cuidados para que tus plantas superen el invierno y florezcan, en su caso, cuando llegue la primavera.
Podas de plantas, árboles y arbustos

De forma general, la mejor época para podar árboles ornamentales y frutales es el invierno, aunque hay que tener en cuenta que el momento de podar depende siempre de cuándo se produce la floración de la planta. Ten en cuenta que los árboles de hoja caduca se debilitan menos al estar ya sin hojas, lo cual facilita la poda, y que febrero es un mes especialmente recomendable para la poda de arbustos, rosales y trepadoras.
A la hora de podar o cortar las ramas debes tener en cuenta que hay que eliminar las secas o enfermas y las flores marchitas. Elige aquellas ramas que están en en la parte central o interna de la planta o bien que hayan crecido hacia dentro, para que le llegue luego más luz. Utiliza para ello tijeras, podadoras o sierras de arco, y entre la poda de una y otra planta, recuerda desinfectarlos.
Ten en cuenta que el corte tiene que ser limpio por encima de la yema o justo en las intersecciones de dos ramas, de manera que pueda cicatrizar mejor, sin provocar desgarros, para no causar la muerte o enfermedad del árbol o la planta. Y en lo que respecta a los árboles y arbustos que de forma natural crecen de forma cónica, como pinos o abetos, nunca cortes la punta, ya que guía su crecimiento.
Riego en otoño e invierno




Uno de los errores que suele cometerse en otoño es regar las plantas de igual modo que en cualquier momento del año. Ten en cuenta que durante esta estación hay que reducir la cantidad de agua que les echas de manera progresiva. Con ello, conseguirás que se vayan aclimatando al descenso de temperaturas y al aumento de humedad en el ambiente.
Mantén ese hábito durante el invierno, pues no hay nada peor que el agua se congele bajo la superficie de la planta. Asegúrate de regarla solo lo necesario y de que cuente con un buen drenaje. No obstante, si en tu casa se pone mucho la calefacción, tal vez no tengas que disminuir el riego de forma excesiva, a causa del calor de tu hogar.
Protección de la tierra




Una forma para proteger las raíces de las plantas, una de las zonas más delicadas y de la que no siempre nos acordamos, es extender sobre la tierra un suelo acolchado. Tienes varias opciones, ya sea para el jardín o para las macetas de interior, como hojas secas, corteza de pino o paja. También funcionará como aislante y contribuirá a mantener la temperatura, de manera que el agua no se conge y las raíces no se hielen.
Recuerda también que, después de las podas, es adecuado aportar nutrientes a la planta, por lo que lo mejor es añadir a sus pies compost o algún producto específico de los que encontrarás en el mercado.
Ventilación en interiores




Las plantas de nuestro hogar también necesitan aire fresco y limpio. El mejor momento para efectuar la ventilación de la habitación en la que se encuentran es al mediodía, ya que la temperatura del exterior es similar a la que hay dentro de casa, siempre en el caso de que no uses la calefacción. Se deben intentar evitar los cambios bruscos de temperatura, puesto que las plantas tienden a estresarse cuando no es así.