La limpieza de la casa resulta fundamental no solo para mantener unas buenas condiciones de higiene en el hogar, sino también para mejorar nuestra calidad de vida. Sin embargo, más allá de los suelos, los baños o la encimera de la cocina, hay objetos o zonas que solemos pasar por alto y a las que también tenemos que prestar atención.
Estos son seis rincones de la casa que nunca nos acordemos de limpiar y el modo más rápido y efectivo para hacerlo. Que no te dé pereza, porque son tan importantes de tener relucientes como los demás.
Interruptores, pomos y manillas de puertas
Los interruptores de la luz, los picaportes, los pomos y las manillas de las puertas son algunos de esos pequeños objetos de casa que suelen pasarse por alto a la hora de la limpiar, pero que resulta sumamente importarlo hacerlo. ¿Por qué? Pues, al contrario que otras zonas del hogar, a lo largo del día son usados por todos los que lo habitan. Pasar las manos siempre por ellos, después de haber tocado otras cosas, hace que se acumulen en su superficie la grasa, las bacterias y la suciedad, por lo que es importante limpiarlos a diario y evitar tocarlos con las manos sucias.
Puedes limpiarlos con agua y jabón si tienen suciedad incrustada, y después dar una segunda pasada con un paño de microfibra húmedo con un poco de vinagre blanco. Otra opción es utilizar un limpiador multiusos para superficies delicadas y, en el caso de los pomos de madera, con el propio limpiamuebles que suelas usar.
Marcos de las puertas y las ventanas
Al igual que los pomos, las puertas y marcos de las ventanas no suelen tenerse en cuenta en la limpieza frecuente del hogar, pero también los usamos a diario y los tocamos constantemente. Elimina primero el polvo y después utiliza un producto adecuado en función del material en el que estén fabricados: contrachapado, madera o aluminio. No obstante, recuerda que un paño de microfibra humedecido en vinagre va bien sea cual sea la superficie. Recuerda que el vinagre debe de ser de limpieza o blanco, pero nunca utilices para limpiar vinagres oscuros como el de Módena.
Paredes y techos
Otro de los rincones que solemos olvidar son los techos y las paredes, que pueden acumular polvo. No necesitas limpiarlos con demasiada frecuencia, pero sí hacerlo cada ciertos meses para asegurarte de que están perfectos. Bastará usar un paño de microfibra limpio y seco por las paredes, y atarlo al cepillo de la escoba para pasar por los techos. Ten especial cuidado con las esquinas, que es donde puede haber alguna que otra tela de araña. Revisa el paño cada pasada por si es necesario sacudirlo o cambiarlo, en función de la suciedad que arrastre.
Colchón
Seguro que te preocupa la frecuencia con la que debes cambiar las sábanas y la ropa de cama; pero curiosamente el colchón suele ser el gran olvidado en la limpieza del dormitorio. Recuerda que el colchón también se ensucia, puesto que al fin y al cabo es una superficie sobre la que dormimos cada día y, aunque usemos un cubrecolchón, el tiempo hará que termine acumulando suciedad.
Para limpiar el colchón con frecuencia, puedes pasar por él la aspiradora con la boquilla que usas para aspirar sofás y tejidos. Lo ideal es hacerlo una vez al mes. Si hay manchas o desprende olores, es recomendable esparcir sobre él bicarbonato de sodio y dejarlo reposar durante unas horas para que haga efecto, limpie y elimine el mal olor. Para retirarlo, tendrás que volver a pasar la aspiradora. Te quedará como nuevo.
Rodapiés
Los rodapiés de casa tampoco se deben olvidar a la hora de la limpieza. De nuevo, nos encontramos con uno de esos rincones que, al estar casi a ras de suelo, acumulan polvo y suciedad con facilidad, sobre todo en pasillos y zonas transitadas o en las más ocultas, como detrás de muebles y puertas. Lo mejor para limpiarlos es aprovechar cuando limpies con la aspiradora para pasar sobre ellos. Otra opción es usar la mopa o incluso la fregona. Sin embargo, ten cuidado si el rodapié es de madera, pues en esta superficie si deberás usar un producto suave para no dañarlo.
Felpudo
Una parte fundamental de nuestra casa, que evita que la manchemos demasiado cada vez que llegamos de la calle, es el felpudo. Pero ¿cada cuánto tiempo lo limpias? La verdad es que todos solemos olvidar hacerlo, por más que lo pisemos cada día. Lo más habitual es sacudirlo para que suelte polvo y suciedad, y listo. Sin embargo, también debes limpiarlo en profundidad cada uno o dos meses.
Para ello, solo tendrás que cepillarlo con energía y después pasar por encima un trapo mojado con agua y detergente suave. Si lo prefieres, el limpiador de alfombras resulta muy útil en estos casos. Además, hay felpudos que puedes lavarlos en la lavadora, así que fíjate en su etiqueta, porque si es así, es el modo más efectivo para que quede perfectamente limpio.