Este artículo se publicó hace 14 años.
Un cangrejo invasor beneficia a algunas especies del Guadalquivir
El cangrejo del Golfo de México que ha proliferado en las marismas de este río es ya parte de la dieta del 60% de los depredadores, según el CSIC
El cangrejo clarkii, el silencioso asesino americano, la plaga que ha aniquilado al cangrejo de río autóctono de la península desde los años 70, ahora resulta ser menos malo de lo que se pensaba, según apuntan las canclusiones de un estudio del CSIC.
Este cangrejo invasor endémico del Golfo de México, cuya presencia ha proliferado en las marismas del Guadalquivir, beneficia a ciertas especies autóctonas de esta zona del sur de España, y el 60% de sus depredadores lo han incluido en su dieta, según una investigación del CSIC.
Esta proliferación en las marismas del Guadalquivir del Procambarus clarkii, una especie de río del Golfo de México, no impide, sin embargo, que "el efecto neto" sobre el ecosistema sea "seguramente negativo".
Así lo advierte el científico del CSIC José Luis Tella, coautor de esta investigación desarrollada en la Estación Biológica de Doñana y cuyos resultados se han publicado en la revista Conservation Biology.
Se ha comprobado que, en el caso de las aves que hibernan en la zona de las marismas del Guadalquivir, la población total de depredadoras se ha multiplicado por 300 con la presencia del cangrejo americano, lo que contrasta, por ejemplo, con el de herbívoras que no se alimentan de cangrejo y cuyo número se ha mantenido casi estable durante los últimos treinta años.
En la actualidad, una veintena de especies en la zona de las marismas basa más del 50% de su alimentación en el cangrejo de río, que es el invertebrado de mayor tamaño, con un peso superior a los veinte gramos por individuo. Además, la caza de este cangrejo se intensifica en otoño e invierno por la escasez de otras presas alternativas en esa época.
El cangrejo clarkii se introdujo en esta zona del sur de España en 1973 pero tardó otros diez años en alcanzar un nivel de población significativo, hasta que las comunidades depredadoras empezaron a consumirlo de forma habitual. Esa especie americana accedió al entorno de las marismas después de que algunos ejemplares juveniles escaparan de un cultivo de acuicultura en Puebla del Río (Sevilla).
Esta especie compite por el alimento con los herbívoros y otros carnivoros primarios de la zona, y su presencia en las marismas ha provocado que la población de depredadores se haya triplicado por encima de lo deseado, lo que "desestabiliza la cadena trófica y la vuelve menos compleja", según el investigador. No obstante, la eliminación brusca de este cangrejo supondría un colapso para las especies de la zona que actualmente se alimentan de él.
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