Menos del 15% de los enfermos de cáncer de pulmón supera los cinco años de vida. Este tipo de tumor se suele localizar tarde porque los síntomas que da son tan comunes a los normales de los fumadores –tos, fatiga– que pocos acuden al médico. Las cosas cambiarían si, como ocurre con la mamografía y el cáncer de mama, una prueba poco invasiva pudiera localizar los tumores antes de que estos dieran síntomas.

Sin embargo, un estudio presentado ayer en el congreso anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Médica (ASCO) que se celebra en Orlando (EEUU) ha demostrado que la única opción viable en este sentido –realizar tomografías computerizadas (TAC) o radiografías de forma sistemática a los fumadores– no es una alternativa recomendable. La razón: el porcentaje de falsos positivos es de un 33% tras dos TAC y de un 15% tras dos radiografías.

Falsos positivos

La investigadora principal del estudio Jennifer Croswell, de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU, explicó que hay que “ser consciente” de lo que significan los falsos positivos. “Si se detecta una imagen rara se le pedirá al paciente que la repita a los tres meses, lo que supone un estrés para alguien que, en muchos casos, no tendrá nada. Pero un porcentaje pequeño de los que se hacen las pruebas de imagen tendrá que someterse a procedimientos más invasivos para comprobar el diagnóstico, incluyendo cirugía”, destacó.

El estudio presentado ayer es parte de otro mayor, en marcha, que determinará si esta estrategia reduce la mortalidad. “Si ocurre, aunque haya falsos positivos, habría que plantearse implantarla a gran escala”, subrayó Croswell. En 2006 un estudio publicado en la revista NEJM –financiado en parte por una tabaquera– demostró que estas técnicas aumentaban la supervivencia a 10 años, aunque no hablaba de reducción de la mortalidad.