Este artículo se publicó hace 14 años.
Las compañías emplean la Red para vigilar el uso de sus consolas
Sony impide jugar on-line a los clientes que quieren utilizar Linux en la PS3
Blanca Salvatierra
La conexión a Internet se ha convertido en una característica imprescindible en las consolas de nueva generación. Permite a sus propietarios el juego on-line, la descarga de contenidos extra, el alquiler de películas o la compra de nuevos títulos. Pero también es ya una herramienta de control para las compañías, que la utilizan para vigilar el uso que sus clientes hacen de las consolas.
Sony y su PS3 son el último ejemplo de ese control. La compañía envió por Internet a sus usuarios una actualización del sistema operativo de su consola que eliminaba la posibilidad de instalar Linux en ella. Esta opción estaba incluida por defecto en todas las máquinas anteriores al modelo slim, que se vende desde septiembre de 2009. La compañía ha alegado "cuestiones de seguridad", pero los críticos creen que Sony trata de evitar que los hackers se salten la protección de la consola y, entre otras opciones, esta reproduzca copias de los videojuegos.
Sony alega "seguridad" para eliminar la opción de Linux
La compañía especifica en sus declaraciones oficiales (Sony España remite a ellas, y no quiere realizar más comentarios) que, en el caso de que el usuario quiera mantener la función de Linux, no debe actualizar el sistema. Este hecho, no obstante, deshabilita el juego on-line, la reproducción de vídeos o la ejecución de algunos juegos. "Muy poca gente tenía instalado Linux en la PS3; el problema es que la comunidad de usuarios lo ve como una privación de sus derechos", explica Pablo Grandío, director de la página de juegos Vandal.net, una de las más visitadas de España. "La percepción es que, en cualquier momento, Sony puede eliminar otra función", añade.
Al plantear la legalidad de esta decisión, el abogado David Maeztu explica en su blog que esta función se publicitaba con la consola en su lanzamiento. "Es normal entender que tal característica constituye parte de la oferta", dice. Maeztu, que ha colgado en su web un modelo de reclamación arbitral para este caso, esgrime la Ley para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, que obliga a la compañía a entregar al comprador productos "conformes con el contrato". El abogado Carlos Sánchez Almeida, además, hace referencia al artículo 20 de la Constitución. "Los usuarios tienen derecho a programar lo que quieran. Un fabricante no puede imponer que sólo se utilice el software que él ha licenciado", dice.
Sony no es el único fabricante que usa Internet para frenar la modificación de sus consolas. A finales del año 2009, Microsoft canceló el acceso al servicio on-line de su Xbox 360 a miles de usuarios que habían optado por hacerlo. Los términos de uso de la máquina especifican que la compañía puede suspender permanentemente la conexión on-line si se modifica "para diseñar, desarrollar o actualizar software no autorizado". Microsoft, además, no desvela cómo detecta que la consola ha sido modificada, algo que incide en la sensación de estar controlado por un gran hermano que denuncian algunos usuarios en las webs especializadas.
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