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"Los creacionistas cuentan con la ventaja de que lo saben todo"

El antropólogo de la Universidad George Washington (EEUU) fue colaborador de la histórica familia Leakey en África

ÓSCAR MENÉNDEZ

Con poco más de veinte años, cuando era un simple estudiante de Medicina, Bernard Wood se incorporó al primer equipo de trabajo del histórico antropólogo Richard Leakey. La labor de este grupo en África dio las principales pistas sobre el origen de la humanidad y demostró con claridad que la especie humana comenzó su desarrollo en ese continente.

Desde entonces (1978) hasta ahora, el antropólogo británico no ha dejado de investigar sobre fósiles. En su visita a España, invitado por la Fundación LaCaixa, Wood, que trabaja en el Departamento de Antropología de la Universidad George Washington en Estados Unidos, quiere recalcar su idea que de muchos de los hallazgos realizados están incorrectamente ubicados dentro del linaje del Homo sapiens.

Usted no está de acuerdo en cómo se han situado algunos restos fósiles dentro del llamado árbol de la vida.

Si contemplamos ese concepto de árbol, todas las formas de vida supervivientes se encuentran en su parte externa, y todo lo que ha existido pero ya ha desaparecido se encuentra dentro. No podemos pensar que todo lo que ha desembocado en el humano ha evolucionado en una línea recta sin aristas. Ha habido otras ramificaciones que no han llegado hasta la superficie de ese árbol.

¿Es difícil saber si un fósil pertenece a la línea directa que desemboca en el ser humano?

En algunos casos sabemos claramente que no son nuestros ancestros. En ese caso, para un científico es muy fácil trabajar sobre ellos, porque no le interesan a nadie. Todo el mundo quiere ancestros.

Parece un poco forzado.

Sí, es evidente que es un poco forzado, porque no todos los fósiles pueden ser nuestros antepasados. Es posible que uno de ellos lo sea. Pero también sería posible que no lo fuera ninguno. Tiene que haber una continuidad, que desemboca en el ser humano, pero las posibilidades de que nosotros lo hayamos descubierto son muy pequeñas.

Dice usted que no interesan los fósiles de especies que no sean ancestros de los humanos.

Sí, y es un error. Porque, de todas las ramificaciones posibles, sólo buscamos una en especial. Si vemos la línea evolutiva de cualquier mamífero, encontramos que hay ramificaciones. ¿Por qué el ser humano va a ser diferente? No comparto la seguridad que tienen algunos de mis colegas para identificar algunos restos. El problema es que no tenemos suficientes evidencias. África es un continente muy, muy grande, y contamos con muy pocos yacimientos.

¿Podría darse el caso de que ahora estemos catalogando como humanos restos que en el futuro se demostrará que no lo son?

Sin duda. Se acabará demostrando cómo muchos de los que ahora se consideran ancestros de los humanos pertenecen en realidad a otras ramificaciones. Para mí, además, sería más interesante que no lo fueran. Porque también gracias a eso sabríamos más sobre nuestra propia evolución.

Muchas veces, los evolucionistas no se ponen de acuerdo y sostienen grandes polémicas. ¿Pueden esos desencuentros animar a las personas que se oponen a la idea de evolución?

Mis ideas suelen ser manipuladas por los creacionista, es verdad. Es porque hablo de hallazgos desordenados y difíciles de identificar. Pero no podemos olvidarnos de las dificultades y de las dudas sólo porque alguien se vaya a aprovechar de ello. Los creacionistas cuentan con la ventaja de que lo saben todo, están muy seguros o eso dicen, y mi problema es que yo no sé mucho. Por eso investigo. Ellos no tienen ningún interés en descubrir nada nuevo.

¿Le parece que esas teorías del creacionismo y el diseño inteligente son una amenaza seria?

Reflejan las dificultades a que nos enfrentamos en nuestra disciplina. Es curioso, porque no creo que esta gente tenga la misma dificultad para estar de acuerdo con Einstein o Newton. Eso ocurre porque el origen de la humanidad es un asunto particularmente emocional. Pero el hecho de que lo científicos digan que no saben no significa que la ciencia no tenga fuerza. No podemos simplificar la ciencia sólo para que esa gente esté contenta.

Usted participó en la primera expedición a Kenia de Richard Leakey, uno de los genios de la antropología. ¿Qué recuerdos tiene de aquella época?

Yo había estudiado Medicina y eso representó mi auténtica formación en arqueología.

Curiosamente, Richard Leakey no tenía estudios universitarios.

Es verdad, no los tenía. Pero el año pasado le dieron un título honorífico en Cambridge, así que ya podemos decir que sí que tiene un título.

Cuentan que Richard Leakey buscaba gente muy joven, con el objetivo de tener control absoluto sobre sus equipos.

Bueno, lo que Richard no quería de ningún modo era gente que hubiera trabajado con su padre.

Porque Richard estaba enfrentado con su padre, el también antropólogo Louis Leakey. ¿Vivió usted su reconciliación?

Sí. Richard completó el trabajo que había iniciado su padre, y creo que el propio Louis se dio cuenta de ello.

¿Qué recuerda de Louis y Mary Leakey, los padres de Richard?

Louis tenía mucha inspiración, pero considero que Mary era mejor, una científica impresionante. Ella es la principal responsable de que la arqueología se haya convertido más en una ciencia, Su forma de abordar los yacimientos, respetando la ubicación de los restos, fue pionera.

Es curioso, porque Mary siempre ha estado a la sombra de Louis. Parece que cuesta ver mujeres en este campo.

Es verdad. Pero hay muchas mujeres con trabajos impresionantes, como ocurre con varias investigadoras españolas, y es posible que no tengan el reconocimiento que se merecen.

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