Público
Público

El depredador acosado

Más de 100 millones de tiburones mueren cada año a manos de pescadores

 

ANDRÉS PÉREZ

Cambiar la pésima reputación de los tiburones y demostrar su utilidad, tanto para los ecosistemas marinos como para la propia investigación sobre la evolución. Este ha sido el objetivo de un gran esfuerzo conjuntouna exposición, proyecciones de documentales y un ciclo de conferencias científicas que se acaba de clausurar en París. Una pancarta resume el propósito de estos actos: 'Quince humanos mueren al año en las fauces de un tiburón; 100 millones de tiburones mueren atrapados por el hombre'.

El ciclo de París es un esfuerzo más por salvar a estos animales, que figuran en la lista de especies amenazadas de la Convención Internacional sobre Comercio de Especies Amenazadas (CITES). Según los datos del Grupo Especialista en Tiburones de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), de 64 especies de tiburones y rayas oceánicos, el 32% están amenazadas de extinción, principalmente a causa de la sobrepesca. De hecho, en algunos lugares, su pesca ya ha sido prohibida. En septiembre pasado, el Ministerio español de Medio Ambiente prohibió la captura de tiburones zorro y martillo. La Unión Europea dictó el 15 de diciembre pasado su propia prohibición de pesca.

Algunos se alimentan de plancton, como las ballenas

En peligro y vulnerables

Los expertos de la UICN creen que las especies que están en mayor peligro son el tiburón martillo gigante o cornuda gigante (Sphyrna mokarran), la cornuda común (Sphyrna lewini) y la manta gigante (Mobula mobular). El tiburón martillo o cornuda cruz (Sphyrna zygaena), el gran tiburón blanco (Carcharodon carcharias), el tiburón peregrino (Cetorhinus maximus) y el tiburón pardo (Carcharhinus longimanus) se consideran 'vulnerables a la extinción'.

La amenaza que sufren los escualos es triple. Por un lado, como señala el oceanógrafo Michael L. Domeier, presidente del Instituto Científico de Conservación Marina (MCSI) de EEUU, 'el terror asociado al tiburón ha provocado una masacre innecesaria de muchos animales'. En ciertas regiones del globo, los pescadores matan deliberadamente a los tiburones que se ponen a tiro por el miedo que generan. En otras, pescadores adinerados pagan safaris marinos para intentar imitar gestas guerreras con una foto al lado de un animal muerto en una cubierta.

Es un protector de los arrecifes, por su carácter regulador

Además, la extinción amenaza seriamente especies comestibles codiciadas por la gran distribución. Una de las más amenazadas es la mielga, que se utiliza para elaborar el fish & chips en Reino Unido. En Francia, la carne de tiburón sigue vendiéndose, a menudo con la denominación comercial de saumonette, un nombre que, traducido al español, podría parecer algo así como 'salmonete'.

Pero, como cuenta la directora del proyecto de París, Agnes Iatzoura, 'el tiburón no es malo'. Una de las conferencias se centró en el estudio del tiburón como protector de los arrecifes, por su carácter 'regulador'. Porque, al estar en la cumbre de la pirámide alimenticia, devora a predadores intermedios que se alimentan de peces herbívoros. Sin tiburón, todo ese equilibrio de peces, madréporas y algas se rompe. Y no sólo en los arrecifes, sino en el conjunto de los fondos marinos.

En los estudios presentados en París, el escualo se analizó bajo todas sus facetas y tipos. Hay 360 especies de tiburones; desde ejemplares del pacífico tiburón ballena y sus 15 metros de longitud, hasta las especies minúsculas de unas pocas decenas de centímetros. Se mostraron tanto ejemplares vivos, demostrando en las piscinas del acuario esa impresionante movilidad y agudeza de sentidos que le han valido la reputación de asesino implacable, hasta esqueletos fosilizados. La pieza más excepcional fue el cerebro fosilizado de un abuelo del tiburón que surcaba los océanos hace 300 millones de años, que se expone por primera vez al público.

La muestra pretendía enseñar al visitante que, de hecho, un tiburón no es un solo tiburón. Las familias de escualos están sorprendentemente alejadas, y son muy diferentes entre sí. Hay tiburones capaces de vivir en los ríos, como los que remontan el Amazonas con regularidad. Algunos son ovíparos, es decir, que nacen de huevos depositados en el fondo del mar, pero también los hay ovovivíparos (el huevo eclosiona en el útero de la madre) e incluso vivíparos (gestan a sus crías como los mamíferos). Y algunas familias de tiburones no son predadores en el sentido clásico, sino que son casi vegetarianos: se alimentan de plancton, como las ballenas.

Seguimiento GPS

Uno de los trabajos más innovadores en la protección del tiburón de los que se han mostardo en París es el del doctor Michael L. Domeier y su Instituto Científico de Conservación Marina, que llevan años trabajando en el islote de Guadalupe, cerca de las costas de México. Los investigadores colocan, mediante unas pequeñas flechas, balizas en la piel de los gigantescos tiburones blancos que allí se concentran. El objetivo es poder seguir por satélite a ejemplares de esa especie, y descubrir así el secreto de sus migraciones, sus idas y venidas y sus lugares de reproducción.

El problema era que, así colocadas, las balizas con flecha se desprendían en pocas semanas de la piel dentada del animal, por lo que el seguimiento era muy escaso. En un documental presentado en París, Los Hombres Tiburón, de Rick Christensen, se relata la solución, en forma de epopeya, hallada por el científico hace tres años: pescar a los tiburones con anzuelos gigantes, izarlos a una plataforma y atornillarles unas balizas de seguimiento por satélite atravesando con una perforadora la mítica gran aleta dorsal del animal. ¿Por qué en esa aleta? Porque es la parte del animal que más sale del agua y la que orienta mejor la antena de la baliza hacia los satélites que seguirán al animal por todos los océanos.

Después de haber identificado y puesto nombre a cientos de tiburones blancos de los que se concentran en Guadalupe, las balizas fueron colocadas a decenas de ellos. De momento el científico ha podido determinar que esos tiburones van y vuelven a Guadalupe, pero no sin haber recorrido grandes distancias en el Pacífico.

Los escualos parecen orientarse gracias a un seguimiento geográfico del relieve submarino, una cartografía que les permite no sólo encontrar el camino de ida y vuelta, sino también determinar grandes puntos de reunión por características particulares del fondo fácilmente reconocibles por ellos. La próxima meta del científico, gracias al nuevo GPS-escualo, es localizar los lugares de reproducción de las hembras.

La Organización de Investigación Industrial australiana ha lanzado una experiencia piloto en Perth. Un total de 64 grandes tiburones de la zona ya llevan un microchip incrustado.

Si el animal se acerca a menos de 500 metros de una zona de bañistas, los guardacostas y la policía marítima reciben, en menos de dos minutos, un SMS que les avisa, explica el diario ‘Sidney Morning Herald’.

Los expertos no precisan el método de incrustación del microchip, ni si la experiencia va a ser generalizada a todos los tiburones avistados.
 

¿Te ha resultado interesante esta noticia?