Público
Público

Doce días que no servirán para salvar el mundo

La cumbre de Copenhague comienza bloqueada por EEUU, China e India. Con las propuestas de reducción de emisiones que hay sobre la mesa, la temperatura subiría 3,5 grados en 2100

MANUEL ANSEDE

Hoy arranca en Copenhague la cumbre que, según han repetido machaconamente los líderes políticos este año, iba a frenar el calentamiento global. Pero no lo hará. Las desbocadas emisiones de gases de efecto invernadero en los países industrializados durante el último siglo han detonado un cambio climático que puede forzar a cientos de millones de personas a emigrar hasta 2100, según los datos científicos de Naciones Unidas.

El cónclave de Copenhague, que reúne a 100 presidentes y jefes de Estado y a 20.000 delegados de 192 países hasta el 18 de diciembre, era la última oportunidad para conseguir un nuevo tratado de reducción de emisiones, más ambicioso que el actual protocolo de Kioto, que fuera capaz de impedir los efectos más perniciosos del calentamiento.

El cónclave reúne a 100 presidentes y jefes de Estado y a 20.000 delegados

En el peor de los escenarios dibujados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU, formado por 2.000 científicos, la temperatura podría aumentar unos 6 grados y el nivel del mar ascendería 3,7 metros. Hace justo 50 días, el primer ministro británico, Gordon Brown, resumió la situación: si no se consigue un acuerdo en Copenhague, el planeta se enfrentará a una 'catástrofe'. 'No tenemos un plan B', dijo.

Pero, a menos que haya un giro inesperado, habrá que inventar una alternativa a la cumbre danesa. 'No habrá un acuerdo global y vinculante en Copenhague', zanja el economista maltés Michael Zammit Cutajar, presidente de uno de los dos grupos de negociación del cónclave, en una conversación telefónica con Público.

La situación actual es crítica. Algunos de los países más contaminantes, como China, India y EEUU, han reventado la cumbre al negarse a firmar un compromiso internacional de reducción de emisiones. Sus anunciados recortes sólo se plasmarán en leyes nacionales. Además, aunque se lograra un acuerdo político no vinculante, las propuestas que hay hoy encima de la mesa son insuficientes.

El presidente del IPCC, Rajendra Pachauri, recordó hace una semana en Madrid que los países industrializados deben reducir sus emisiones entre un 25% y un 40% en 2020 respecto a los niveles de 1990 para evitar una subida de la temperatura de dos grados, que tendría consecuencias desastrosas para el planeta.

'No habrá un acuerdo global y vinculante', admite un jefe negociador

Pero, después de 15 años de negociaciones la primera cumbre del clima tuvo lugar en Berlín en 1995, los miles de negociadores climáticos sólo han sido capaces de proponer un recorte global de entre el 8% y el 14% respecto a 1990, según un estudio dirigido por Niklas Höhne, uno de los coordinadores de los informes del IPCC.

Si no se desbloquea la negociación en Copenhague, la temperatura subirá 3,5 grados en 2100, muy por encima del listón de dos grados exigido por la UE y absolutamente alejado de los 1,5 grados considerados admisibles por los países menos desarrollados.

Sin embargo, Copenhague puede avanzar en otros frentes. Actualmente, nadie sabe cuánto emiten en realidad China o India. Los delegados reunidos en la capital danesa tendrán que crear un mecanismo internacional de vigilancia, una especie de Gran Hermano del CO2, para comprobar que las reducciones propuestas se llevan a cabo. Pero el presidente chino, Hu Jintao, no acepta que ninguna potencia extranjera husmee en el desarrollo económico de su país. 'Ésta es la verdadera negociación de Copenhague', opina Zammit Cutajar.

Otra de las batallas 'fundamentales' de la cumbre, según la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, será dilucidar quién paga los platos rotos por el calentamiento global. La Comisión Europea propone que los países ricos extiendan un cheque anual de 100.000 millones de euros, el 0,25% del PIB mundial, a los países pobres, los más afectados por el cambio climático, a partir de 2020.

El sustituto de Kioto podría retrasarse hasta más allá de 2010

Pero no se sabe quién se hará cargo de la factura ni cómo. El reconocimiento del valor de la deforestación evitada, la compra de toneladas de CO2 que dejan de emitirse en las naciones en desarrollo y las partidas presupuestarias directas para adaptación son algunas de las formas de pago previstas, según Ribera.

A juicio de la jefa de la delegación española en Copenhague, hay 'expectativas grandes de éxito' en acuerdos para frenar la deforestación, incrementar los recursos financieros, potenciar la transferencia tecnológica y obtener compromisos de los sectores de la aviación y el transporte marítimo. Pero lograr una reducción suficiente de las emisiones parece inalcanzable. 'Los países en desarrollo insisten en mantener el protocolo de Kioto, que vincula sólo a los industrializados. Esto puede romper la cumbre', advierte Zammit Cutajar.

El responsable de cambio climático de la ONU, Yvo de Boer, cree que el acuerdo vinculante llegará en junio de 2010, según auguró la semana pasada. El tratado se firmaría en una conferencia improvisada en México, coincidiendo con el mundial de fútbol. Pero Zammit Cutajar, en los entresijos del proceso de la negociación, es más escéptico: '¿El acuerdo llegará en 2010? Tal vez'.

Sistema de control

El principal escollo de la negociación es la creación de un sistema de control internacional de las emisiones. Algunas potencias emergentes, con China a la cabeza, ven en este mecanismo una intromisión extranjera en su desarrollo económico. Si este ‘Gran Hermano del CO2’ propuesto en Copenhague no sale adelante, será imposible verificar si los países en desarrollo cumplen sus compromisos. Las emisiones de los países industrializados ya están sometidas a un sistema de control.

Cheque del 0,25% del PIB

La Comisión Europea ha propuesto que los países ricos creen un fondo de 100.000 millones de euros anuales, el 0,25% del PIB mundial, a partir de 2020 para combatir los efectos del cambio climático. Los 130 países menos desarrollados del planeta, agrupados en el G-77, consideran la cifra insuficiente y amenazan con bloquear el acuerdo.

Recorte de emisiones

Las propuestas que hay sobre la mesa no evitarán la temida subida de dos grados centígrados. Si los principales contaminantes (EEUU, la UE y China) no ofrecen recortes mayores, la temperatura aumentará 3,5 grados.

 

¿Te ha resultado interesante esta noticia?