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España ondea en solitario la bandera antinuclear

Tras la prórroga de Alemania a sus centrales atómicas y la suspensión de los apagones en Suecia y Bélgica, el Gobierno español 'no descarta' ceder a las presiones de la industria y el PP para ampliar la vi

MANUEL ANSEDE

El Gobierno español se ha quedado solo en la UE con la bandera antinuclear. Los otros países que enarbolaron el sol sonriente y fijaron una fecha para un apagón atómico han soltado el estandarte ecologista y han abrazado el uranio. Suecia, que firmó el sacrificio de sus centrales en 1980, dio marcha atrás en 2009. Bélgica lo hizo en 2005. Y Alemania ha extendido esta semana una media de 12 años la vida de sus reactores.

Dentro de la UE, sólo España persevera con su fecha para decir adiós definitivamente a los reactores: 2028, cuando expiren los 40 años de vida útil de la central más joven del país, Trillo, en Guadalajara.

'Es Alemania la que ha seguido a España', según un diputado del PSOE

El presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, sigue siendo 'el más antinuclear del Gobierno', como dijo a los líderes ecologistas en 2005. Pero el renacimiento nuclear en toda Europa dificulta recurrir a argumentos como el riesgo de accidentes del tipo Chernóbil. La crisis económica, además, ha puesto a la industria en pie de guerra demandando energía barata. Hasta la patronal de las constructoras, Seopan, se ha apuntado al Foro Nuclear, el lobby del sector. Y el cambio climático ha creado una situación límite que imposibilita sustituir el parque nuclear, sin emisiones de CO2, por centrales de gas, carbón o petróleo.

Más residuos radiactivos

Además, el Gobierno negocia a cara de perro con el PP para sacar adelante un pacto de Estado sobre Energía. La exigencia de los conservadores es clara: no cerrar ni un reactor mientras puedan producir energía en condiciones de seguridad. La presión es tal que fuentes del Ministerio de Industria aseguran que el Gobierno 'no descarta' ceder e implantar el modelo alemán: más años de funcionamiento a cambio de un impuesto en los desmesurados beneficios de las centrales ya amortizadas. Las eléctricas alemanas tendrán que pagar unos 30.000 millones de euros para seguir fisionando átomos de uranio.

Al menos medio centenar de plantas funcionará 60 años en EEUU

Industria sostiene que la ampliación de la vida útil de los siete reactores españoles (el burgalés de Garoña, en teoría, se cerrará en 2013) podría ser 'un elemento más si finalmente se llega a un pacto con el PP'. Pero fuentes cercanas a las negociaciones afirman que están 'estancadas'. El poderoso lobby nuclear ha aprovechado el parón para restregar a Zapatero el giro energético del Gobierno de Angela Merkel. Sus cifras son contundentes. Permitir el funcionamiento de los reactores españoles durante 50 años, en lugar de los 40 actuales, ahorraría hasta 6.000 millones de euros en pagos por petróleo y gas importado. Y evitaría el desembolso de 800 millones de euros para la compra de derechos para emitir CO2.

Sin embargo, la industria calla sobre los residuos. Greenpeace ha calculado que la prórroga de diez años a los 17 reactores alemanes significará la generación de unas 6.000 toneladas de desechos radiactivos, el gran problema sin solución, por el momento, de este tipo de energía.

Sin embargo, dentro del PSOE sigue habiendo grandes resistencias a desembarazarse de la bandera antinuclear. Para el diputado socialista Hugo Morán, la comparación del caso germano con el español es una 'reflexión interesada'. 'Los que están tan satisfechos con el modelo alemán, como por ejemplo el PP, no deberían quedarse a mitad de camino. La ley alemana contempla la responsabilidad civil ilimitada como obligatoria para los seguros de las empresas que gestionan los reactores. En España, no ocurre', explica.

El 49% de los españoles apoya el cierre del parque atómico

A juicio de Morán, secretario federal de medio ambiente del PSOE, 'es Alemania la que ha seguido el modelo español'. Hasta ahora, la vida útil de los reactores germanos era de 32 años, frente a los 40 años fijados por el Gobierno de Zapatero. Con la prórroga, de 12 años de media, se situarían en la franja de los 40 años. Y Merkel no ha hablado de construir más centrales. La fecha del apagón, simplemente, se ha movido de 2025 hasta 2040. 'La postura de Alemania, como la nuestra, es que la energía nuclear no es, de ninguna manera, la energía del futuro', señala el diputado.

Hacia el 100% renovables

En opinión de Morán, el camino a seguir es el de apostar por una energía generada al 100% por renovables. La ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, presentó en junio en el Congreso el informe Hoja de Ruta 2050, un análisis independiente, elaborado por centros como el Imperial College de Londres, que pretende marcar una vía para reducir las emisiones europeas de CO2 hasta un 90%. Y una de las rutas que proponían era el 100% renovables para 2050. Pero el último reactor español, Trillo, cerraría en 2028.

La industria calla sobre el problema sin solución de los residuos

Para la industria nuclear, la operación a largo plazo de los reactores españoles llenaría ese hueco y evitaría tener que recurrir al gas y al petróleo. Con una extensión de la vida de las centrales hasta los 60 años, se esquivaría la importación de 2.000 millones de barriles de crudo, según el Foro Nuclear. Y no es descabellado. Al menos medio centenar de reactores de EEUU se jubilarán con 60 años. Francia otorga licencias a las eléctricas sin un plazo máximo de funcionamiento. La única central de Holanda también operará durante 60 años. El Gobierno japonés es favorable a la extensión, como los de Reino Unido y Corea del Sur. Y Suiza, directamente, ha autorizado la fisión atómica en cuatro reactores por un tiempo indefinido.

'Energía nuclear, sí; o energía nuclear, no, es el interrogante que deben plantearse los países que no cuentan con instalaciones de este tipo. Para los que, como España, ya disponen de un parque de reactores, la cuestión a plantear es hasta cuándo han de seguir funcionando. Yo creo que cuanto antes podamos prescindir de los riesgos que conllevan, mejor', proclama Morán en su blog. Sin embargo, el argumento del miedo ya no convence tanto.

En mayo, el Instituto de Salud Carlos III y el Consejo de Seguridad Nuclear presentaron el mayor estudio epidemiológico realizado en España, con más de mil localidades cercanas a reactores analizadas. Los científicos compararon la mortalidad por cáncer entre 1975 y 2003 en estos municipios con la de pueblos alejados de las centrales. Resultado: ni rastro de vínculo entre las plantas atómicas y las muertes por tumores. Y, en cuanto a los accidentes, la industria nuclear no se cansa de señalar el vertido de petróleo en el golfo de México y el goteo de muertos en las minas de carbón.

A los pronucleares, no obstante, les queda una gran batalla: la de la opinión pública. Según un sondeo presentado por la Comisión Europea en marzo de 2010, el 49% de los españoles apoya el cierre de centrales. El 9% respalda la construcción de nuevos reactores. Y el 33% aboga por dejar las cosas como están. Aunque la cifra puede parecer baja, hace sólo cuatro años, en 2006, únicamente el 22% de los encuestados aceptaba mantener el parque atómico.

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